martes, 24 de agosto de 2010

Dias 14, 15 y 16: This lady must see, too!

¡¡Muchas cosas han pasado estos días!! Sábado noche (día 14) ya sabía que no podría escribir porque estuve durante el fin de semana en Victoria y no me iba a llevar el portátil. Hice bien. Y ayer noche (domingo mi día 15 en Vancouver) llegué a las 21:45 h. y tenía que mudarme de habitación y hacer varias cosas, y quería escribir cuando me levantara, pero, finalmente, me ha podido el cansancio, y también a mi nueva compañera de habitación. Ayer me dejó una nota porque ya estaba prácticamente acostada cuando llegué. Su nombre es Rino, bueno, es más largo, pero en la nota ponía que podía llamarla Rino. Parece maja, aunque no me entendía mucho cuando le hablaba, quizá era el jet lag, quizá mi acento español o quizá es que hablo peor el inglés cada día, porque vaya tela…

Ahora mismo estoy saliendo de Whistler en el autobús de las 18:30 h. Finalmente, no me he quedado hasta las 21 h. (era el siguiente y último autobús), porque ya había visto bastante, y si me quedo comprando… En fin, que luego veo el extracto de la tarjeta y tengo que llamar a Iker Jiménez para que me aclare el misterio… Y eso que juego con la ventaja de que el dólar canadiense está más bajo que el euro, y eso siempre es una alegría. Bueno bueno, ahora justo acabo de “descubrir” una tienda-heladería-cosas varias que no necesitas pero son divertidas (aquí me enseñaron el significado de Kitsch=stuffy things that you don’t really need). Pues sí, eso es kitsch, al menos aquí en Vancouver… es decir, peluches, souvenirs, cosas raras raras raras que te hacen la mar de gracia pero luego no sabes dónde ponerlas. Al menos en este viaje me estoy comportando… incluso con la compra de tortugas para mi colección. En Victoria vi una tortuga preciosa pintada a mano en una piedra, pero no la compré porque pensé que pesaba mucho y que al final tendría que acabar pagando exceso de equipaje. De momento, dudo que tenga que pagarlo, aunque queda la prueba de fuego: Este fin de semana… ¡tachán! … ¡¡Seattle!! Por primera vez en mi vida voy a ir a U.S.A.!! Finalmente Maggie no puede venir porque no ha podido cambiar el vuelo y se irá esta semana, así que, de momento, la única chica que conozco y que va es Fer, me alegro de que vaya porque prefiero viajar acompañada con alguien que conozco. Hoy el día en Whistler ha sido muy bonito, porque el paisaje es ireemplazable, pero siempre echas de menos el compartir y charlar con otra persona. En caso de haber estado acompañada, seguro que me quedo hasta última hora y hubiera cenado algo aquí. Pero sola, reconozco que no me gusta cenar ni comer, con lo independiente que soy yo y reconozco que, si me proponen ir a comer o cenar, soy la primera que se apunta, pero entrar sola en un restaurante no me motiva lo más mínimo. Hoy me he alimentado a base de galletas, y, a última hora, mi tentación, da igual en el país en el que esté: Mc Donalds… Hay gente que tiene sellos o monedas de múltiples países. Yo reconozco que tengo acumuladas visitas a McDonalds en muchos países del mundo: República Checa, Italia, Portugal, Andorra, Mexico, Egipto, Francia, Inglaterra, Canadá… y en Grecia porque no me dejaron, que si no… Son mi perdición. Intento controlarme, pero reconozco que disfruto como una enana. Además, como en España tampoco los visito mucho por cargo de conciencia, siempre acabo descubriendo cosas en los otros países, que es cuando me convierto en clienta habitual: aquí he descubierto las blueberry muffins y hoy las carrot muffins… De vez en cuando, entender algo del inglés que me hablan sirve para algo. Hoy he probado la carrot muffin (una pedazo de magdalena) con el café solo. Ahora me he aficionado a tomármelo sin azúcar, supongo que para no tener cargo de conciencia, menuda tontería porque mi merienda ha venido precedida de 4 paquetitos de galletas… El monstruo Tricky a mi lado queda como un simple aficionado… Pienso en el momento en el que aterrice en Barcelona y mi familia me vea y no me reconozca, porque me estoy engordando mucho. Tocará ponerme en forma. Hoy pensaba que echo de menos mis tardes-noches en la piscina del polideportivo nadando como las ranas, y mis intentos con las máquinas del gimnasio. Otra cosa que no me gusta hacer sola, porque lo encuentro la mar de aburrido andar sobre una superficie plana viendo lo mismo. Si no me traigo el mp3, ya es que ni lo intento. Si no puede ser acompañada, ¡al menos que sea con música! Y otra cosa que echo de menos… mis cafecitos solos la mar de sabrosos, y eso que el café de Mc Donalds aquí no está nada mal, está mucho mejor que no en España, lo llaman roasted coffee o algo así. El pasado miércoles me tomé uno en una crepería y un poco más y tengo que pedir un tanque para llevarlo. ¡¡Qué exagerados!! Me acordé del café hace 6 años en Londres, en el Costa Coffee.. Yo que siempre soy de “el burro grande, ande o no ande” me pedí la medida grande de café con leche , y era un tazón de casi un litro. No se me olvidará en la vida, es el café con leche más grande que he visto en mi vida. Y lo terminé, por supuesto… Muy enferma tengo que estar para dejarme algo en el plato o en el vaso…

En fin, hoy no estoy muy inspirada literariamente, así que estoy haciendo una carta abierta. Estoy muy entretenida, y reconozco que he disfrutado del día en Whistler. Es un pequeño pueblo en el que mucha gente viene a practicar deportes como el esquí y otros deportes de riesgo y aventura. Quienes me conocen saben que eso no es lo mío… Y, aquí, todavía menos. Tengo muchas muchas ganas de conocer a canadienses (y canadienses, que conste, es decir, cualquier persona del lugar con la que poder conversar y que me explique cosas) pero mis ganas no son tan tan enormes como para querer conocer a un doctor o doctora canadiense. No, thanks… Y yo reconozco que soy muy torpe para hacer ejercicio, y cualquier intento que he tenido de hacer un nuevo deporte ha sido nulo, a excepción de la natación y la cinta de correr y andar. Para eso, no tengo problema. Andar, en asfalto o en llano, todo lo que haga falta, pero eso del hiking, con la novatada de la Grouse Mountain ya he cubierto el cupo canadiense... y el cupo europeo durante los próximos años. Aunque hoy he caminado mucho por las montañas, más que nada para hacer fotos y poder compartir los preciosos paisajes que estoy viendo en este país. Hoy he cogido el bus de las 8 h. desde Central Station, es decir, antes de las 6 de la mañana ya estaba despierta, aunque reconozco que me levanto con una alegría… Pienso que voy a ver cosas bonitas y ya me pongo contenta. Para levantarme en Barcelona necesito pensar en algo negativo, es decir, en que si llego un minuto más tarde de las 9 h. a la oficina voy a tener tan mala suerte que, ese día, llamará mi jefe. Es Ley de Murphy. Aunque son tantos años madrugando que ya una se lo toma con filosofía, y eso que aquí madrugo más de 1 hora más. Pero claro, Almeda no es tan bonita como Vancouver… Ni cuando entro en el tren todo el mundo es solidario, atento y me sonríe, empezando por el conductor. No me cansaré de decir que, a veces, me siento como si estuviera en la versión de Heidi. Tenéis que venir para comprender lo que digo. Estoy en mi sitio ideal. Cuando iba a clase a las 8:30 h. (a partir de mañana me toca horario de tarde, brrr), cuando llegaba a la parada de Granville, me ponía contenta porque me encanta la costumbre de decir “Thank you!” alegremente cuando te bajas del autobús. Costumbre que me doy cuenta que sólo hacen los vancouveritas (y no vancouverienses como los llamé yo, yo y mi invención de las palabras, podríamos añadir animalaria, y un repertorio más de palabras que, ahora mismo estoy tan agotada que ni recuerdo, pero vaya, que si algún día necesitan ayuda en la RAE para engordar el diccionario, para eso es en lo único que yo sería buena cocinera).

Cuando hoy he llegado a la estación de autobús (ya va a ser mi tercera casa aquí, después de verla durante 3 días seguidos), he tenido que pasar un control para acceder a los autobuses. Me han pedido el pasaporte, y lo llevaba encima de casualidad, no sabía que aquí fuera necesario para viajar en autobús dentro del país, supongo que lo es por si voy a Estados Unidos. Me han preguntado el destino y me he puesto a la cola. He estado leyendo alegremente el periódico, ya que estaba de pie. Si no, me hubiera conectado, pero de pie y con la torpeza de esas horas, era una tarea difícil. Una vez dentro del autobús, como me sucede siempre a mí y a muchos niños pequeños, me he quedado frita. He hecho alguna foto del paisaje, las que mi cansancio me han permitido. No sé cómo me las apaño que ya me duermo hasta con el mp3… me duermo con Arjona y cuando me despierto, está Tommy Torres… sonando, quiero decir. No tengo perdón… una cosa es que me duerma escuchando a mi profesor Igor y sus filosofaciones (toma palabra de estas raras homemade), pero tengo que estar muy cansada para dormirme escuchando a Arjona… He aprovechado para leer alguna página web que había dejado abierta sobre Whistler. No podía mirar más, ya que no tenía conexión. Cuando he llegado, he ido directa a la oficina de atención al turista y he comprado el ticket para subir a la montaña en Gondola. Aquí le llaman góndola. Para mí, las góndolas eran las minibarquitas de Venecia que llevan los señores que originariamente van con las camisetas de rayas. Aquí son los teleféricos. Entonces… ¿cable car qué es? Otra tarea para mirar en el diccionario… He subido hasta la primera montaña en “góndola”. Y hacía mucho frío… Tarde o temprano, caeré resfriada, menos mal que me traje arsenal de aspirinas, tiritas, antibióticos, sobres, ibuprofenos, etc. Afortunadamente, ayer ya me habían advertido de que era un lugar muy frío y ya venía preparada con las 3 chaquetas de manga larga que me traje y mi polar rosa (ya sabía yo que, en algún momento del viaje, lo acabaría utilizando). Había alguna montaña que todavía estaba nevada, y la naturaleza y las vistas eran espectaculares. Mi orientación y yo nos hemos peleado, como siempre, y, al final, ha ganado el sentido común. Después de dar más vueltas que una peonza y de ir y volver en el peak2peak unas cuantas veces (es otro teleférico que va desde una de las montañas a la otra), he preguntado a unos turistas, creo que mexicanos, cómo ir a la cima de la primera montaña y me lo han explicado). Ya tenía ganas de hablar castellano, porque hay días que pienso que se me va a olvidar, y no es porque esté hablando tanto y tan bien el inglés, no no, es porque desde el viernes por la noche con Fer y Belén no lo había hablado (sí, ese día fui indulgente y hablamos castellano, pero fue el único día y prueba de ello es que había palabras que dicen habitualmente que yo no las conocía y ese fue el día que las conocí). Ese día y el día que con Belén hablábamos de las “plantas” y de que la caja no se quería juntar con plantas. Jejeje, toda una historia, y al final parece que caja y planta se van a llevar divino y maceta apenas está teniendo contacto con planta porque hace sol. Toda una historia de la situación de mi hogar vancouverita… y el por qué estoy ahora en habitación compartida. Pero bueno, como digo, en la vida se crece y se mejora a base de experiencias. Una vez he hablado con los mexicanos y me han explicado, he vuelto de nuevo y he ido a la cima de la montaña. He paseado largo y tendido por allí, he hecho múltiples fotos y, finalmente… pues finalmente nada, porque me he quedado aplatanada en el autobús y continúo escribiendo ya desde “casa”. Son las 11:40 h. y estoy intentando colgar fotos de mi viaje en Facebook, a ver si por fin lo logro… Mi compañera de habitación parece simpática, aunque no habla mucho, es tímida, supongo. No sé si con la otra chica japonesa estará hablando más, porque conmigo… habremos intercambiado unas 200 palabras. Aunque hoy me ha parecido que me entendía más y todo. Parece simpática, mañana tenemos clase a la misma hora, pero yo madrugaré porque quiero volver a Stanley Park a ver si veo un laguito que hay con tortugas. He estado ya 3 veces allí y no he visto el dichoso laguito, lo vi por unas fotos que había hecho mi amiga austríaca.

En fin, he vuelto a la otra montaña y había una vistas espectaculares: nieve y más nieve, y trocitos sin nieve, con hierba y con tierra. He hecho muchas fotos, todas preciosas. Y yo que me muero de ganas por compartirlas, pero este Facebook la tiene tomada conmigo. He vuelto a coger el Peak2peak, y, esta vez, he visto que había el de suelo descubierto, es decir, que se ve debajo. Como ya había cogido 4 veces el otro, he esperado para, al menos, que ese viaje fuera diferente. He subido con un par de familias con niños, y ahí es cuando uno de los niños se ha puesto delante de mí y el padre le ha dicho: “Please, let the lady see!” o algo así. Y he pensado que queda tan bien en inglés eso de lady… queda supremo, me encanta, y, en cambio, lo de señora me da una patada en el hígado cada vez que alguien me lo dice, y lo de señorita, no una, sino dos. Me ha hecho gracia, que no digan woman o miss o algo semejante. Lady… me gusta. Lady Mari, jajaja. Por cierto, hablando de Ladys…mañana a esta hora ya habré visto a la otra Lady… Gaga. A ver qué tal es su concierto, tengo muchas ganas de ver qué hace. Ya ha actuado hoy en Vancouver, pero yo cogí entrada para mañana. Otra cosa que haré sola. En el fondo, mi vida no es tan diferente a Barcelona, cuando quiero ir a algún sitio o hacer algo, si no encuentro quién quiera venir, me espabilo. Aunque reconozco que aquí estoy echando de menos el hacer algunas cosas acompañada. Hoy venía de Whistler y me he bajado casi en el centro de Vancouver, y ya sin mapa ni nada he sabido desenvolverme. ¡¡Y había mucho ambiente, y eso que eran las 20:30 h. ya!! Las tiendas abren hasta más tarde entre semana que no el fin de semana. He pasado por múltiples restaurantes bonitos y pensaba que estaría bonito estar acompañada y haber cenado en uno de ellos. Estaba tan cansada que, finalmente, no me he animado a entrar a ninguno, pero pensaba que hubiera estado bonito no estar sola en ese momento. Ni tampoco paseando por Whistler, por la villa, es un pueblo precioso. Reconozco que soy muy independiente y también necesito hacer cosas sola, pero, en otros momentos, echo en falta compañía. Y además, mi mp3 no tenía pilas… No me extraña, si me quedo dormida con la música puesta. Y, para colmo, llego aquí, y, pese a estar en habitación compartida, reconozco que me siento sola. Aunque la otra chica parece maja. Antes de las 22 h., ya estaba dormida, así que poco la voy a ver toda la semana, me parece… Mañana llegaré tarde del concierto, pasado espero salir que para eso es miércoles (aunque salir es coger el bus de vuelta de las 00:50 h., es la única opción, o quedarme a dormir en el vestíbulo de la escuela, que está al lado, o pagar 80 dólares de taxi…), jueves es la fiesta del crucero de la escuela, también hasta las 21:30 h., y viernes tarde espero que haga buen tiempo y poder ir al megapuente colgante de Capilano.

Pues mi día montañero ha terminado bajando del telesilla, he bajado por la otra montaña, para así probar todas las opciones, y el telesilla se ha quedado paradito en medio. Yo sigo pensando que tengo vértigo… menos mal que he pensado que mejor no miraba al suelo, y así lo he hecho. Cuando he bajado, he dado vueltas por el pueblo, que es muy bonito, con mucha tienda pija de deportes, pero también otros comercios y, finalmente, he podido coger el bus de las 18:30 h. Hoy he practicado poco inglés…y las pocas veces que he hablado, con los empleados de los teleféricos, me salía fatal, igual que con los empleados de la oficina de turismo. En cambio, en el primer teleférico he hablado con una madre y su hija australianas y me ha salido un inglés bastante decente, ellas me han dicho que lo hablaba muy bien, que si me decían que era española no era por hablarlo mal sino por el acento. Eran muy simpáticas, me han recordado a Las Chicas de Oro, muy majas y se han presentado nada más subir, todo un detallazo. Hay gente que, ni siquiera te mira.

Queda pendiente mi fin de semana en Victoria. Sábado mañana quedamos Maggie, 7 personas más y yo para ir juntos a Victoria. Éramos Samantha, suiza con origen italiano, su lengua era alemán, Chantii, suiza que hablaba alemán, Lydia, suiza que habla francés, Carina, alemana, Carla, de Luxemburgo, francés, Francisluz y su hermano Oreste, de Venezuela, español. Así que el marcador estaba de la siguiente manera. Alemán, 4, Francés, 2 y español 3. No quedaba otra que comunicarse en inglés… Fuimos un grupo muy variado y estuvo todo muy bien organizado. Yo fui con ellos porque Maggie había coincidido en alguna clase con algunos de ellos, y reconozco que estuvo fenomenal. Fuimos en un autocar que te lleva desde Central Station hasta el ferry y, una vez se llega a la isla, te lleva hasta la estación de autobús de Victoria en el mismo autobús.

Nuestra primera tarea al llegar allí era buscar hotel. Probamos en un par de hostels y, finalmente, en el segundo nos dijeron que en el Turtle Hostel existía la posibilidad de que pudiéramos dormir los 9, 8 chicas y 1 chico. Así que para ahí nos fuimos. Nos advirtieron que la zona era “peligrosa” y que no transitáramos por allí por la noche… que viniéramos prontito. Llegamos al lugar y era una casita amarilla de dibujos animados, era para reírse. Ni qué decir tiene que a mí, con el nombre, ya el lugar me enamoró. “Turtle”: mis preciosas tortugas y también las ganas que tengo de verlas… y mañana más… Un lugar encantado y, para mí, encantador, durmiendo teniendo bien cerquita a tres tortugas como mi Flecha.

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