martes, 31 de agosto de 2010

Día 23: Compartirlo sería mejor.

Finalmente, hoy estaba tan agotada que no he podido salir a primera hora de casa. Mi intención de madrugar a las 7 h. se ha visto reducida, en primer lugar porque estaba tremendamente cansada, y, en segundo lugar, porque estaba pendiente de un trabajo que se está haciendo en Barcelona y no podía parar de pensar en el tema, como si pensando y preocupándome fuera a solucionar algo. He estado todo el mes sufriendo por el evento del día 30, y el día 30 ha llegado. Al menos, la diferencia horaria ha hecho que solamente pueda preocuparme a primera hora de la mañana. Hay un refrán que dice: “A quien madruga, Dios le ayuda”. Y el que yo me haya levantado a las 8:45 h. después de estar posponiendo la alarma durante casi 2 horas ha hecho que no pueda hablar con alguien a quien quiero, que no pueda desayunar sola en la casada, sino con otra persona pendiente en la habitación de al lado, y que empiece el día con más sueño que de costumbre. 2 paradas en 2 McDonalds en total…para tomarme mi small coffee and muffin. Ya me he acostumbrado a este café. No queda muy bonito escribir la comparación que yo le hago al sabor de este café, pero ya lo encuentro hasta bueno. En cachondeo, lo comparaba con pipí de gato, pero, ¿acaso alguien ha probado el pipí de gato para saber cómo sabe y compararlo con este café? No, y yo no voy a ser la primera… reconozco que es quejarme por hacer la coña, porque, después, tengo un estómago a prueba de bombas. A prueba de McDonalds, más bien…

La primera parada ha sido Richmond, y con todo el trayecto de North Vancouver hasta Downtown y Canada Line hasta Richmond me ha dado tiempo de actualizar el blog. El Netbook es mi único compañero que me acompaña casi cada día de lunes a viernes. El fin de semana, ya normalmente lo dejo en casa, pero los días de diario, es ahí donde escribo, intento conectarme cuando puedo, voy ordenando las fotos… es todo un vicio. Una de las mejores compras que he hecho jamás, es alucinante que, desde un cacharro tan pequeño y aparentemente significante puedas hablar con gente de la otra punta del mundo, escribir, ver tus fotografías. Estas cosas nunca dejarán de sorprenderme.

En Richmond hemos llegado al mismo problema de siempre: mi “bendita” orientación. Últimamente, la cosa está peor y comienza a ser grave. Me da vergüenza hasta decir los ejemplos, pero desde luego que me cuesta saber dónde está el Norte, el Sur y las calles. Y con mapas, poco mejora la cosa. ¿¿Cuándo inventarán un Tom Tom actualizado, pequeño, discreto y efectivo para peatones?? Yo sería la primera en comprarlo. Con las grandes ciudades, me cuesta poco enterarme, peroalgunas veces, en nuevos lugares me siento completamente perdida. Entre eso, mi acento de inglés macarrónico y el incidente de la cámara y no haber puesto en su sitio a la aprendiz de choriza mi autoestima no anda precisamente en lo más alto. Para tener 30 años, debería estar ya más espabilada. A veces, parece que esté en el limbo, y que no aprenda. Con lo bien que me he habituado a Vancouver, su transporte público, sus lugares, sus tiendas y con el resto de lugares parezco una principiante. Gracias a mi poca fuerza de voluntad para levantarme hoy a las 6 de la mañana y evitar no amargarme con asuntos profesionales al otro lado del charco, he de decir también que me he perdido la visita al Templo Budista. Era de 9:30 a 17:30 h. y he llegado a las 17:50 h., claro que no sabía el horario. Pero si de buenas a primeras hubiera tenido orientación, hubiera ido antes de ir a Steveston. El mundo al revés. Primero me voy a ver lugares al aire libre y dejo para última hora los lugares a visitar. Mal hecho. Pero ya no puedo hacer nada… reconozco que estoy con un poco de estrés porque solamente me quedan 5 días y quiero aprovechar, aunque, si quiero verlo todo, tendría que no dormir ni una sola hora e ir con Fernando Alonso que me llevara a los lugares. Tarea imposible. Prefiero la tranquilidad del transporte público vancouverita (esta no es palabra mía, tiene tela que descubriera el gentilicio una vez ya estuve aquí). He de decir que Steveston me ha sorprendido muy gratamente. Es una pequeña villa de pescadores, y, ¡¡al fin!! he podido mojar los pies en la playa. Después he visto un cartel que decía que es agua insana… a buenas horas, mangas verdes. Esperemos que ahora no me salgan algas en la cabeza en lugar de pelo. He podido pasear descalza por la playa, que es lo que más me gusta, hacer muchas fotos, caminar tranquilamente (aunque a partir de ahora me va a costar un poco más porque tengo los pies dolidos de mis nuevos zapatos…). Ha sido otro de los momentos en que, especialmente, he pensado la frase del título, que sí, que es muy bonito, pero compartirlo sería mejor. Compartido, hubiera comido en alguno de los pequeños lugares con encanto que había a la orilla del mar. Veía mucha gente, toda ella acompañada, y he pensado eso. Yo me he conformado con mis provisiones en mi pequeña pero matona mochila. En ella, puedes encontrar de todo: el Netbook, los móviles, el mp3, los diarios (incluso he cogido uno gay que evitan en Vancouver, la curiosidad me ha podido, aunque haya quitado un ejemplar a algún lector o lectora para el cual se ha editado la revista, pienso que hay que estar informada de todo, y con lo curiosa que soy yo, me ha faltado tiempo. Tengo tanto tiempo de bus que me da tiempo a leer los 4 periódicos: el Vancouver 24, el Georgia Straight (la sección de preguntas comprometidas y las respuestas no tiene miedo, ay si Elena Francis levantara la cabeza y supiera inglés…), el Metro (con lo que me gustaba a mí la edición de Barcelona) y el Vancouver Gay & Lesbian News Xtra! Sí, en mi mochila puedes encontrar de todo: bolígrafos, gomas de pelo, 3 chaquetas, agua, patatas fritas, una naranja, galletas Marías, galletas sabor fresa… ¡¡y todo cabe en mi mochila negra!! Aunque reconozco que se ha quedado pequeña. Es por eso mismo que he decidido darme un megacapricho. El único además de mis cafés con muffins de Mc Donalds (hoy han caído dos, una fruit & fiber y otra de chocolate con Oreo, que sólo la he visto en Steveston, ¡¡deliciosa!!). Aquí hay una tienda que yo solamente la he visto en este país. Igual alguien acostumbrado a las marcas me dice que en mi país también está. Yo nunca he sido muy dada a marcas ni a gastar más dinero del necesario en ropa (sólo hay que ver mi “estilismo”, sobretodo el de últimamente). Aquí he visto las tiendas Roots, muy pijas deportivas, las típicas en las que comprarían los chavalillos y chavalillas de buen caché económico que vienen aquí a estudiar. Tienen mucha ropa y complementos en los que pone “Canadá”. Y yo llevo buscando, desde que llegué aquí, una mochila grande en la que quepan todas mis cosas (bueno, eso es imposible, pero, al menos, las más necesarias) para irme algún fin de semana en los que voy con mis cosas a cuestas, en los que tengo que llevar a todas partes las cosas conmigo. Es en esa tienda donde me he enamorado de una mochila de color rojo en la que pone en letras grandes: “Canadá”. Al fin, he encontrado mi recuerdo perfecto de este viaje. Finalmente, después de mucho pensar una chaqueta o algo que pueda llevar a diario para acordarme de esta estupenda experiencia, he encontrado la mochila de mis sueños. Un poco cara, pero la he encontrado. Cuando he visto el precio + las taxes, sólo me ha quedado el consuelo de que, una vez se pasa el precio a euros, ya no suena tan mal. En vez de sonar súper mal, suena simplemente mal. Finalmente, he decidido que no voy a comprar la bandera para que me la firmen los compañeros, entre otras cosas porque mucha de la gente con la que he congeniado ya se ha ido, y no me van a poder firmar la bandera. Así que mi intención de aparecer en el Aeropuerto cubierta con la bandera de Canadá no va a poder ser… Dios, ¡cómo me va a costar volver a la rutina diaria! Si me trajeran a la gente que quiero, me quedaba todo el tiempo necesario… hoy me decían que tenía que confirmar el vuelo, y reconozco que, maliciosamente, he pensado que ojalá lo cancelaran y no pudiera regresar hasta más tarde, jejeje, pero bueno, conociéndome lo irremediablemente responsable que llego a ser, cogería otro vuelo aunque pudiera comprar con la diferencia de precio unas 20 mochilas… total, después, tampoco me sirve de mucho ser así de responsable, cuando estoy cansada, duermo como un tronco igualmente.

En fin, mi vista a Richmond puede resumirse en: 1). Orientación penosa. 2). Orientación penosa y mapa engañoso reducido que hacía pensar que las calles a 1 km. de distancia eran en realidad calles paralelas próximas. 3). Conductores de autobús simpáticos que me han ayudado a no perderme (sobretodo uno asiático, con el que he cogido el C94, que es un minibus desde el Olympic Oval, y me ha dicho que hablo muy bien inglés, jeje, siempre me encanta que me lo digan, no hay nada como creerse las mentiras cuando te las dicen. Ha habido otro que no ha sido muy simpático y que apenas me entendía y otro que estaba tan ocupado ligando con una pasajera que apenas tenía paciencia de decirme el nombre de la parada más lento, suerte de una solidaria pasajera y de mi oído que, de vez en cuando, entiende alguna palabra). 4). Visita al centro comercial de al lado de la estación Brighouse y compra escandalosa de la mochila perfecta con la que siempre había soñado. 5). Visita a Steveston y descubrimiento de otro paraíso que merecería ser compartido. 6). Visita al Olympic Oval. Bueno, visita por decir algo: hacer fotos desde fuera, entrar y subir un piso y ver a 4 solitarios haciendo deporte y no poder acceder a nada más. 7). Visita frustrada al templo budista. Buen resumen, ¿no? Ya digo que hoy mi orientación no estaba para mucho, ya me ha costado encontrar el baño en el centro comercial… Podemos incluir en el tour Minoru Park. Sí, ellos le llaman park, pero yo, después de ver “Parks” de verdad, como Stanley “PARK”, ya encuentro que se queda en aspiración a PARK. Lo más bonito ha sido la ardilla peleona. Le he debido de gustar, pues quería acercarse a mí pero yo no lo tenía claro… la última que dejé que se acercara fue una en Londres en el 2004, y estas negras no sé por qué me dan un poco de miedo… la diferencia con una rata es que estas tienen una cola bonita, pero yo, en el fondo, soy una miedosa. Pero la ardilla insistía en acercarse, y más porque yo la estaba grabando en vídeo desde la distancia. En cambio, en cuanto ha visto a unos niños pequeños avanzar entusiasmados hacia ella, ha decidido que, lo mejor era poner distancia. En cambio, seguía deseosa de establecer conmigo una relación más próxima… me miraba desafiante incluso cuando se ha subido a un árbol, quizá estaba temerosa, aunque lo dudo, porque cuando ha bajado la que se ha asustado he sido yo de lo rápido que se ha querido acercar. Esta era de color negro. En cambio, las de Londres son grises. Aquí he visto sobretodo ardillas negras, y no sé si alguna de color marrón.

Hoy he cambiado de emisora habitual. Ahora escucho Vancouver QM, creo que dicen eso, al menos, en la 103.5. ¡Me gusta mucho la música que ponen!: Bryan Adams, Alicia Keys (sin Alejandro Sanz, pero…), Black Eyed Peas y mucha música que no sé de quién es pero suena genial. ¡¡Pero no ponen la canción que me tiene enganchada y que escuché el primer día que llegué aquí y que también he escuchado en las noches en que he salido!! Y como no me molesté en entender la letra porque estaba muy ocupada escuchando la música, no puedo buscarla en Google. Me veo conectándome al Skype y cantándola para que alguien me diga qué narices de canción es. He puesto en Youtube Canadian band 2010, Vancouver band y no sé qué más, pero no hay manera. Creo que es el grupo que el primer día el guía dijo que era canadiense. A ver si cuando llegue sigo enganchada y escucho las emisoras online. ¡Ah! He de decir que no tengo alternativa posible, ya que, como siempre, “es que no sé qué toqué que…” (estas palabras son siempre caso mío, muy recurrido) borré toda la música que tenía en el mp3. Otra de las cosas positivas que tendrá volver: ¡recargar música! Con lo que me gusta a mí compartirla, resulta que, Ley de Murphy, el día anterior al “incidente” había intentado hacer una copia de seguridad, pero, al encender el mp3 para cargarlo, se interrumpió. Y al día siguiente, ocurre el desastre. Así que, durante esta semana, nada de Arjona, Jason Mraz, Alejandro Sanz, Tommy Torres y canciones de los 70 y 80, que es lo que llevaba escuchando los últimos dos años que hace que tenía esa música cargada en el mp3. Llega el momento del cambio… obligado, pero llega el momento, jeje.

La siguiente parte del día ha sido el PNE. Pacific Nacional Exhibition. Tanto ver publicidad en los buses con el anuncio de los niños “Daddy, when can we go!”, a la niña de 30 años le han entrado ganas de ir. Y mi guía de Seattle me dijo que, entre Richmond y PNE, que, definitivamente, empleara mi día libre de clases en ir a PNE, y, claro, yo no podía descartar Richmond, porque tenía el afán de ver todo lo posible, así que he hecho las dos cosas.

He de decir que, cuando me he subido al bus en la bay 2, no ponía P.N.E., pero, como lo ponía fuera, yo, lista de mí, he deducido que ese bus iba a P.N.E., porque, además, ha subido mucha gente joven. Cuando he visto que una señora mayor y yo éramos las únicas en el minibus me he dicho: “Ups, algo “anda” mal…” y he preguntado a unos chicos que acababan de subir y me han dicho que no, que ese bus no iba al P.N.E. La parte positiva es que he hecho un tour por otra parte de North Vancouver… igual de bonita que la que ya conozco. De verdad que es un lugar apasionante, idílico, impresionante… con deciros que veo mofetas, miles de árboles, casas de ensueño y naturaleza, ya supongo que os podéis hacer una idea. Y la vez que salí a inspeccionar me encontré con parajes únicos. Los pinos altos hacían un efecto de bosque encantado. Canadá es digna de descubrir.

La experiencia P.N.E. podría ser mejorable. He llegado a las 20 h., sabía que estaba abierto hasta bien tarde “depending on the weather”. Adivinad qué ha comenzado a pasar a las 22:45 h… Por algo se dice que en Vancouver llueve casi cada día…excepto en verano, y yo he tenido mucha suerte. Sólo espero que esta semana el tiempo me permita ir a Capilano y a Spanish Banks…

Una vez he llegado a P.N.E., esta vez me he fijado mejor cuándo empezaba la tarifa “Dark”. En lugar de costar 20 dólares el ticket, cuesta solamente 5. Era a partir de las 21 h. He hecho bien en esperarme, sinceramente… De haberlo mirado a primera hora de la mañana, cuando he vuelto a chequear el tema de los tickets, podría haber alargado el tiempo en Richmond, aunque ya andaba bastante cabreada por el tema de la orientación y el mapa engañoso que me han dado. En ese mapa, parecía que todo estaba mucho más cerca de la realidad, era como un “mapa reducido”. Con razón por mucho que andaba y caminaba no encontraba nada ni llegaba a ninguna parte ni me cuadraban las calles…y yo aumentando mi complejo de mala orientación. Aunque, como he dicho, tengo un grave problema de orientación. El P.N.E. ha sido otra muestra… Al final, he llegado a la conclusión de que lo mejor era practicar mi inglés, que en días como hoy que estoy sola no es que lo practique mucho, y preguntar las dudas de orientación. En fin, P.N.E. está bien para niños y niñas si van en horario diurno que hay cientos de actividades. En horario nocturno, está bien para ganapios (¡cuánto tiempo sin escuchar esa palabra!) y aficionados a las atracciones y ferias que van en grupo. Yo, yendo sola, no tenía las más mínimas ganas ni intención de montarme en ningún cacharro, en primer lugar, porque vistos los últimos accidentes en Barcelona no me acabo de fiar, en segundo lugar, porque es algo que sola no lo encuentro tan divertido y, en tercer lugar, porque aquí, pese a pagar la entrada al parque, la zona Playland se ha de pagar cada vuelta con tickets. Cada ticket vale 1,5 dólares (no sé si las taxes están incluidas, alguna rarísima vez sí lo están), pero es que hay actividades que son 4 tickets. Así que, entre eso, y que no estaba yo muy motivada y el parque era tan grande que quería verlo todo, finalmente no me he montado en ningún sitio. La comida era carísima, menos mal que ya estaba harta de muffins, galletas, naranja, patatas fritas… ya he dicho que, a partir de la semana que viene, haré régimen estricto. Bueno, al menos, intención de régimen estricto… no voy a renunciar a mi vida social por hacer régimen, como no la he renunciado aquí y me iba a tomar helados gigantescos a la que alguien me lo proponía o a comer los megapedazos de pizza de Romano’s. En Romano’s, 2 trozos de pizza y la lata valían 4 dólares. Hoy en el P.N.E. pretendían cobrar 5 dólares por cada slice de pizza. ¡¡más de 3 veces el precio!! Hay muchas atracciones, pero no he visto nada nuevo o diferente. ¡Bueno, sí! Dos cosas: la primera es que hay empresas de bricolaje y demás que exponen sus productos en plan feria de muestras, había una casa que podías entrar y visitarla. Yo me he metido pensando que sería algo fulminante e innovador y era una simple casa. Hay cosas que no las entiendo… A continuación, ha habido algo que me ha gustado mucho, tanto que hasta le he hecho una foto: una recreación exacta del salón de los Simpsons en “modo real”. El hombre del stand me ha visto tan entusiasmada que se ha puesto a hablar conmigo y me ha dicho si quería una foto sentada en el sofá. Así que, ahora, tengo una foto a lo Homer Simpson pero sin cerveza ni patatas fritas (las patatas ya me las había acabado). Me ha dicho que tenía muy buen inglés, ya que me ha preguntado qué hacía en Vancouver y le he dicho que estaba viviendo aquí las últimas 3 semanas. Eso que, de vez en cuando, me digan que tengo buen inglés, reconozco que me sube la moral. Algo me ha mejorado, digo yo…

Y esa ha sido mi experiencia Playland. Cuando no es P.N.E., es decir Pacific National Exhibition, es la parte de parque de atracciones que se llama Playland. Belén y Fer me insistían en que tenía que ir a Playland (antes de que empezara P.N.E., que dura hasta el 6 de Septiembre, que, por cierto, es el día de Canadá). Yo les decía que prefería ver otras cosas de Vancouver más turísticas, porque ya tenía Port Aventura cerca de casa. Y, realmente, he hecho bien en no ir antes. He ido esta vez porque era la 100 edición del P.N.E. y hacían actividades especiales. Pero claro, no a partir de las 21 h., sino durante todo el día, y más enfocadas a niños. He recorrido la feria, y, finalmente, se ha puesto a llover cuando pensaba si quedarme media hora más.

Y este ha sido mi día…hasta que he llegado a casa. Eran las 9 de la mañana en la oficina y capítulo final. A estas alturas, ya no puedo desconectar. ¿Buenas noches Vancouver? Ya veré a qué hora…

Días 21 y 22: Seattle Experience… The apple of my eye… Watcha you doin’?

“The apple of my eye”. Es la expresión que define el objeto o persona más preciado o valioso de alguien… Es algo del vocabulario que he aprendido aquí. Definitivamente, para los americanos, no es “the apple of their eye”… y ya veréis por qué.

No he escrito porque ayer domingo llegué cansadísima a casa, y me puse a hacer las 4 cosas necesarias por Internet y, como siempre, me dejé lo más importante: mi fin de semana en Seattle. No me llevé el portátil porque no iba a estar sola, más que por pensar que el lugar podía ser peligroso o poco seguro… empezaré contando las cosas malas y, todo lo demás, fue estupendo. Fui con Fer, amiga de Belén, de 16 años. Son de la misma ciudad de Ecuador y se hicieron amigas estando aquí. En principio, íbamos a ir Maggie, Fer y yo pero, finalmente, Maggie no se pudo quedar más tiempo. El tour era con Club ESL y nuestro guía se llamaba Rob, muy simpático, muy majo, con mucha chispa, 25 años. Un guía muy enrollado, y, además, le entendía perfectamente el inglés, alucinante, si todos hablaran como él, no tendría ese sentimiento de idiota que tengo a veces de no enterarme de nada y de sentirme tan mal por seguir sin enterarme de nada después de llevar tantos años estudiando inglés. A lo que íbamos, la parte mala: Vancouver está a unos 30 min. conduciendo de la frontera con U.S.A. Salimos a las 7:30 h. de la mañana aprox. PUDIMOS ENTRAR EN ADUANA A LAS 15 H. Más de 7 horas de espera, más el correspondiente cacheo, pregunteo (nueva palabra) y demás. Durante la espera, pudimos ir al Duty Free, muy útil si no estás rozando ya el exceso de equipaje y, lo que es peor, el exceso de volumen para la capacidad de tu maleta, como es mi caso. No sé dónde voy a meter tantas cosas sin estrujarlas y arrugarlas. Ese día voy a parecer una cebolla en el aeropuerto con capas y capas de ropa. Definitivamente, si repito la experiencia, necesito una maleta más grande. Eso o arriesgarme y no traerme medio vestuario de invierno, como hice, y que, al final, no he usado nada. Por las mañanas, a veces, sí hacía frío, pero, con tal de no ir todo el día cargada con la ropa de abrigo y pasar después calor, cosa que odio, acababa pelándome de frío por las mañanas llevando un par de “chaquetillas de emergencia”. Así me ha ido…todos los días amenazaban con ser el definitivo para resfriarme. De momento, no ha sido así (toco madera). En fin, la espera la pasé durmiendo, como siempre. Yo soy peor un niño, en cuanto me monto en un vehículo de motor, caigo frita. No tengo remedio. Así pude recuperar algo de sueño después de la salida del día anterior y dormir no más de 3 horas y media. El capítulo de la entrada a Estados Unidos es bien digno de película…americana. Para empezar, te toman las huellas, de una manera muy rara: primero toda la mano excepto el pulgar, después el pulgar. Yo, que soy muy torpe para todas estas cosas, y más si me las explican en inglés, tuve que repetir. Afortunadamente, me tocó un policía muy simpático, que me dijo: “You seem so excited”. Y yo le dije que sí, porque tenía muchas ganas de ir a U.S.A. Me hizo gracia cuando vio mis sellos en el pasaporte y me preguntó que en qué países había estado. Le dije que tenía el sello de Mexico, Egipto, Marruecos, Canadá y ahora U.S.A. y él me dijo que si mis padres tenían dinero para pagarme todo eso. Ahí me tocó la moral. Me dieron ganas de decirle: ¿¿¿Pero tú has visto mi edad??? Le dije que yo pagaba mis viajes, que trabajaba en una agencia de traducción y entonces él me dijo “Ah, that’s why you speak English very well”. Me hizo gracia, porque, efectivamente, cuando tengo que hablarlo bien, me acabo espabilando. Eso sí, mi acento Spanish lo he desarrollado más que nunca, supongo que es mi mecanismo de defensa para decir: “Ey, yo te pregunto y ya sabes que no soy angloparlante, así que tu respuesta debe ser… slowly”. Lo bueno fue cuando pasé el control de mi “stuff”, es decir, mis trastos, mis cosas, mis pertenencias…. Y lo primero que me dice Rob es: “Do you have an apple?” Y, sí, efectivamente, Ley de Murphy, el único día desde que llegué a Canadá que iba a consumir una manzana y la llevaba en mi mochila. Una manzana roja, perfecta, de película… digna de foto. Y la tuve que sacar y enseñarla a la oficial de turno, quien la inspeccionó como si fuera la mayor de las hazañas, lo último en bombas, o en ataques víricos. Finalmente, la mujer me dijo que, para la próxima vez, tenía que dejar la pegatina conforme decía que era originaria de Canadá. Ya no dejan entrar ni a las manzanas, oye… Una cosa es nuestro país y otra es poner pegas a una inofensiva manzana. Ni tanto ni tan calvo. Finalmente, mi manzana y yo avanzamos victoriosas hacia la entrada al país… ¡¡Bienvenidas al sueño americano!! Y a mí me vino a la mente la canción de Bruce: “Born in the U.S.A”. Eso es lo que tiene la alegría del momento, que una se vuelve payasa. Muy payasa. Tanto como nuestro guía, que no paraba de hacernos reír. Después supe que fui muy afortunada, ya que a la que después fue una de mis compañeras de habitación le hicieron tirar la manzana y apuntaron su nombre y nº. de pasaporte, bajo la amenaza de una posible multa de 300 dólares… ¿¿Alguien me lo explica?? Están un poco paranoicos. Con tanta tontería, lo único que se consigue es estar esperando más rato para entrar al país y que acabes perdiendo los nervios. Yo fui para 2 días, pero había gente que iba para solamente 1 día, y no sé qué verían llegando a las 4 de la tarde a Seattle…

Por cierto, he dicho que iba a explicar las cosas malas, y solamente he explicado la primera, la frontera. La segunda es que, después de hacer el tour y de visitar el Space Needle para poder disfrutar de la vista aérea de la ciudad, Fer y yo, las dos solas, sin la orientación de ninguna de las dos, a las 12 de la noche, decidimos dar una vuelta por la zona de bares y demás. Ella tiene 16 años, así que no podíamos entrar en ningún local, pero queríamos ver el “ambiente”. Y vaya que si lo vimos… perdidas como estábamos, íbamos paseando por la calle y, de repente, ella me dice que le acaban de quitar la cámara. Nos sobrepasan 2 “chicas” (de chicas nada, que eran más grandes que yo, en eso me amparo) y, en cuanto me dice que han sido ellas, yo me adelanto y les digo que me devuelvan la cámara, please. Entonces, se paran de repente y me dicen: “Watcha you doin’? En un tono slanguero que no me moló nada. Reconozco que me entró miedo, porque, seguramente, eran un poco más jóvenes que yo, pero no me dieron nada de buena espina, y me dio miedo que nos hicieran algo a las dos y no sólo nos quitaran su cámara. Tendría que haberme puesto a gritar. En ese momento, me quedé como una idiota, ni siquiera las perseguí cuando salieron corriendo. Me sentí inútil total, pero reconozco que YO tuve miedo de que NOS hicieran algo. En ese momento, todavía no había reaccionado, y fue cuando apareció un taxista y le explicamos lo que nos había pasado y el taxista dio una vuelta y las persiguió. Fue muy amable y solidario, es de agradecer. Así que Fer se quedó sin su cámara y yo con un sentimiento de idiota y estúpida por no haber podido hacer nada más. Un robo de lo más tonto. 3 semanas en Vancouver y no nos pasa nada, y llegamos al sueño americano y en 8 horas ya nos están robando. ¿Coincidencia? Sigo sintiéndome imbécil. Después hablamos con unos policías y les dimos una descripción del incidente y de las individuas y dijeron que harían un rastreo por la zona y, en caso de encontrar la cámara, la dejarían en el hotel. Di los datos de nuestro guía, y las señas. No creo que sirva de mucho, pero, al menos, en ese aspecto sí hice todo lo que estaba en mi mano, ya que también le expliqué ayer lo ocurrido al guía para que advierta a los próximos que esa zona no es nada deseable ni transitable a partir de ciertas horas solas 2 personas por la noche. En fin, que podría haber sido peor. Mi deseo es que no tengan nada ni a nadie bonito a quien fotografiar con esa cámara. A Fer le han fastidiado la fotos de Seattle. Por suerte, había hecho copia de seguridad del resto. Si creéis que yo hago muchas fotos…es que no la conocéis a ella, que todavía hace más que yo jeje.

Ahora ya, todo lo que voy a explicar es bueno. Fuimos al famoso Outlet y ahí estuvimos dos horas. Tiempo suficiente para comprarme 2 pares de zapatos, no por frivolidad, sino porque, al llevar plantillas, pocos son los que puedo llevar y encontré unos que me podían ir bien. Y si compraba el segundo par me quedaba al 50%, así que… Después, compré otra cosilla pero no para mí. Y fuimos de camino al Seattle. Como siempre, me volví a dormir, como viene siendo habitual. Y me desperté viendo la ciudad de Seattle y sus bonitos rascacielos. Tiene menos que Vancouver, solamente tiene en el centro. Pero los que tiene son también bonitos y espectaculares, de un vidrio azul de color claro y también azul oscuro. Yo andaba buscando la megamansión de Bill Gates y su imperio de Microsoft para ver si quería contratarme, pero solamente vi la ciudad y el Outlet… Después, Rob nos explicó que Microsoft está a 45 min. de Seattle, yo me he quedado con las ganas de ver qué tal es eso, por ahora, mi único consuelo será mirar en Google Earth…que, por cierto, muchas veces es sorprende y curiosamente efectivo. Tampoco pude ver su megacasa. Lo que sí me sorprendió es la historia de Paul Allen, su primer socio en Microsoft. En un principio, ambos crearon y levantaron la empresa juntos, pero un día, a Paul le diagnosticaron de cáncer y le dijeron que iba a morir. Fue entonces cuando Bill quiso comprarle su parte de una manera poco limpia (seguro que la historia está mejor explicada y con más detalles por Internet, pero ahora mismo estoy haciendo mis deberes en la Canada Line camino de Richmond). Finalmente Paul no murió, superó el cáncer pero se separaron definitivamente en el negocio. Y Paul tuvo una sensacional idea: “Rock on, life long…”. Ese es el lema que rezan las pegatinas de entrada a su Experience World Music: un edificio gigantesco y muy llamativo que es una especie de museo de la música moderna: cientos de guitarras (hay una torre de ellas, apiladas, formando una escultura de lo más original), la posibilidad de tocar instrumentos, mesas de mezclas, baterías, pianos… Fer y yo entramos en una sala durante 10 minutos para tocar unos teclados con mil posibilidades. No nos pensamos un segundo en entrar, para mí la música es una de mis grandes pasiones, y un lugar llamado Experience Music Project me motivaba extremadamente… La nota payasa del domingo fue una actuación del grupo Marifers, que cantaron la canción “La Bamba” con público, instrumentos, efectos especiales… Guardo la entrada. Imaginaos cómo fue. Fer en la batería y yo en la guitarra eléctrica y la voz… jajaja. Único. No pueden negarme que me lo tomé bien en serio. La entrada también incluía la visita al Science Fiction Museum, con reliquias y tesoros de películas fantásticas y de ciencia ficción. Estaba E.T., el Terminator, vestidos de “La Guerra de las Galaxias”… mil cosas. Todo ello de Paul Allen. A su manera, también ha montado un imperio, aunque para una minoría. Pagar 15 dólares para ver estas dos cosas no lo encontaré del todo abusivo. Además, 15 dólares solos, sin sumar las TAX. Ahora, cuando llegue a España calcularé todos los precios y me pondré a sumarles el 18% de I.V.A. En Canadá, los impuestos sólo son un 12%, pero raramente están incluidos en el precio, y, en U.S.A., creo que eran un 8%. Esta fue nuestra experiencia del domingo.

Nuestro sábado finalizó con una vuelta en bus por Seattle. Rob, nuestro guía condujo la mayor parte del tiempo el bus. Su asistente, Felix, conducía también y se encargaba de darnos los papeles de la frontera y demás. Aunque el papel de showman se lo dejaron a Rob única y exclusivamente. Las vistas desde Highlane Street (no recuerdo si era ese nombre, era high…pero no lo recuerdo) son increíbles, se ve toda la ciudad de noche iluminada. También pasamos delante del estadio del equipo de Seattle. Yo no quise entrar a ver el partido el domingo y preferí quedarme visitando la ciudad. Para 5 horas que tenía para ver la ciudad… prefería eso…ver la ciudad y el Experience World Music. Bastante me mosqueaba no poder ver el inicio de liga de mi Barça, y eso era irremplazable de ver cualquier otro partido. Al menos, me alegra y me anima saber que el Barça SÍ hizo un buen trabajo. Ole y ole. Me encanta recibir buenas noticias estando lejos, como que ha ganado la Supercopa y el Gamper y ha empezado la Liga marcando 3 goles en Santander. Bendito Internet, porque, si no, me hubiera sido muy difícil enterarme. No he visto ningún bar donde se sigan los partidos, al contrario que cuando he estado en Amsterdam o Londres. El sábado después de hacer la ruta en bus todos juntos, Fer y yo decidimos subir al Space Needle, una torre desde la que se divisa toda la ciudad, como el Vancouver Lookout. El edificio es singular y digno de foto, aunque no subas a él. Nosotras compramos un ticket de 24 horas, para subir y ver las vistas de noche y de día. Hicimos muchas fotos (también con la cámara de Fer, sin saber el destino que le esperaba…) y nos maravillamos con las vistas. Pero sigo pensando que Vancouver es mucho más bonita… me está pasando algo muy extraño y preciado a la vez con este país. Yo he podido ir mil veces a Francia y no me siento tan en casa y tan a gusto como aquí. Y siempre llevaré el recuerdo de este país y estas 4 semanas en el corazón… me va a dar muchísima pena irme de aquí. Y espero tener la oportunidad de volver, porque echaré de menos este lugar y lo recordaré. He viajado muchas veces y he conocido lugares preciosos, pero nunca me había sentido tan a gusto y tan integrada en el lugar. Y no es porque haya conocido mucha gente del país, para nada, creo que, además de los guías y de algunos de los profesores y empleados de bares y restaurantes, sólo he hablado con un canadiense que conocí en el bus. Digamos que no he estado muy sociable, a mí me cuesta ser la primera que habla, aunque, eso sí, una vez me hablan, no callo y tengo cuerda para rato... pero sí seré algo tímida siempre… La cuestión es que este país me ha maravillado y encantado, y solamente he estado en British Columbia, así que si conociera el resto, supongo que alucinaría. Tengo pensado volver más adelante, esta vez haciendo una ruta en más de un lugar. Quizá otra vez sola, quizá acompañada, nunca se sabe. Desde luego que sería más bonito acompañada. A veces, me siento culpable porque estoy conociendo sitios preciosos, muy bonitos, y solamente los estoy viendo yo. O yo le doy mucha importancia o no creo que merezca el privilegio de ser la única que lo vea. Es todo tan bonito…

Después del incidente con las amigas que podrían ser coristas de Eminem (no se me olvidará, “Watcha you doin’?”. O quizá Jason Mraz también las podría incluir en una canción como Jeek in the Pink jajaja), a Fer y a mí nos quedaron pocas ganas de seguir “investigando”, así que a la 1 de la madrugada nos dirigimos al hotel. Nuestra noche fue el Space Needle y la visita a Mc Donalds. Qué gracia, porque en cada país son diferentes. Eso sí, las hamburguesas en Canadá y en Estados Unidos son mucho más baratas, sobretodo en U.S.A., donde tienes una señora hamburguesa por 1 dólar. Así no me extraña que tengan tanta clientela… y eso que, cuando salíamos, estaba el camión que les proporciona la “materia prima” en la puerta trasera y vimos en primera persona cientos y cientos de… ¿hamburguesas? congeladas. Me llamó la atención, por decirlo de alguna forma. Lo que también me llama la atención de McDonalds aquí es que puedas pagar 1,56 dólares con tarjeta de crédito sin que te miren como perdonándote la vida. ¿La razón de pagar con tarjeta? El evitar la calderilla que no será reembolsable y el no estar familiarizada todavía con las monedas, además de que es un sistema mucho más rápido… Nuestro hotel en Seattle era un señor hotel. Después de estar 3 semanas en mi “casa de acogida”, reconozco que esa noche dormí como un angelito las 5 horas que pude. Es el hotel Quality Inn. Teníamos café gratis y el desayuno incluido. Eran 2 camas y, en cada cama, dormíamos 2 personas. Compartimos habitación con dos chicas brasileñas que habían venido a aprender inglés. Por una vez, alguien más mayor que yo… Ambas estaban casadas y llevaban un mes. Eso me hace gracia, veo mucha gente que tiene pareja y se tira aquí unos meses… A mí lo que me fastidiaría de tener pareja es justamente no poder hacer estas cosas, pero, si encima se puede, ya es genial. Es cuestión de que no coincidas con la pareja en las vacaciones… lo que yo vería como un fastidio en un inicio, puede ser una alternativa a las vacaciones. Yo sólo sé que quiero volver a hacer vacaciones idiomáticas. Si no el año que viene, al siguiente. Y esta vez creo que será Chicago. Es como Vancouver, sin apenas saber nada, yo decidí que, por el clima y por lo que sabía de esa ciudad (que de ahí era Jason Priestley, jajaja), quería venir aquí. Y he tenido tanta suerte… es uno de los mejores sitios donde he estado en la vida. Sólo comparable a Shian Khan en Mexico. Y, justamente, al poco tiempo de ir yo, un huracán lo destrozó.

El domingo yo me levanté a las 7:15 h. Quería aprovechar una ducha tranquila en un hotel de categoría, volverme a lavar el pelo, tomármelo con calma… así que, por una vez, mi amiga con la que comparto habitación no tuvo que casi arrastrarme de la cama para decirme que es la hora de levantarse (que se lo pregunten a mi amiga Marta, que cada mañana en los 3 años que nos hemos ido juntas de vacaciones ha sido la primera en levantarse). Después, me tocó esperar al resto a que se ducharan, pero yo aproveché para echarme un rato (yo y mis siestas express, de eso también le podéis preguntar a Marta). Que tengo un cuarto de hora libre y no tengo nada que hacer, yo hago mi minisiesta, aunque después me levante toda zombie, jajaja.

Después, aproveché el desayuno del hotel con Fer. Y, cuando dicho “aproveché”, digo “aproveché”. Después de llevar todo un mes desayunando tostadas de pan de molde con sabor a ajo (sí, no sé por qué pero saben a ajo, posiblemente porque esté congelado, o porque sea un tipo de pan especial, porque esta mañana no lo he tostado y me sabía a ajo más que nunca, ya parezco a mi madre con mi sensor para detectar el sabor a ajo…) con mantequilla y mermelada de fresa, el desayunar algo diferente, fue toda una bendición: pastitas con crema, con pasas, salchichitas con un par riquísimo, yogur, cereales, leche, fruta… ¡Cómo disfruté! Ya no tuve hambre durante el resto del día. Como no paramos, lo cierto es que ni siquiera pensé en comer. Acto seguido, fuimos a hacer la ruta por la ciudad, en la cual dejamos a los que iban a ver el partido en un lugar, a otros en otro lugar y a los que queríamos ir al Experience Music Project en otro lado. Pasamos por la zona de Pike Street, donde está el mercado y también el primer Starbucks del mundo, que se abrió en 1971 (más tarde, con Fer, volvimos a visitar “en profundidad” ese lugar). A continuación, hicimos la visita al Space Music, que para mí fue divertidísima. Nos reímos mucho, con nuestra actuación, nuestro intento de acariciar los teclados (porque para tocar hay que saber… yo me dediqué a mecanografiar con las teclas, siempre he querido aprender a tocar el piano, es una de mis asignaturas pendientes, por decirlo en positivo (que hoy ya he sido suficientemente negativa) y también a hablar por unos micros que distorsionaban la voz. Desde la prima pequeña de Carmen de Mairena a la voz que te queda cuando aspiras helio. Después de la visita, nos fuimos a aprovechar el ticket del Space Needle para ver la misma vista durante el día. Reconozco que me gustaron más las vistas desde el Vancouver Lookout. Con la vista de noche me quedé muy impresionada. Como ya he dicho, Seattle tiene rascacielos, pero, básicamente, alrededor son edificios pequeños. Acto seguido, teníamos la intención de coger el monorraíl una parada para ir a la zona de Pike Street, ya que el acuario, que está justo al lado, era nuestro punto de encuentro. Por una vez, visité una ciudad y no me empeñé en visitar el acuario… Sólo por la falta de tiempo. Porque cuando a mí se me mete en la cabeza que tengo que ver el acuario, soy bastante testaruda, y da igual la cola que tenga que hacer o los niños traviesos, yo a lo mío, de eso también hay más de uno que podría dar testimonio jaja.

Finalmente, fuimos caminando. Nos pasamos de la parada del Monorail y, para no volver caminando hacia atrás, optamos por ir caminando. A estas alturas, yo ya me había “familiarizado” con el plano de la ciudad, y pudimos llegar sin problemas. “A estas alturas”. Sí, porque la ciudad hace unas pendientes que, por suerte, nos tocó bajar en lugar de subir. Finalmente, llegamos a Pike Street y a nuestro primer Starbucks. Hice algunas fotos y tenía intención de comprar algún souvenir, pero el precio era escandaloso, mucho más que la mochila de mis sueños. Y como ya tengo vetado el incluir más peluches (aunque no he hecho mucho caso…), pues me fui sin nada, solamente con poder decir que ya he visitado el primer Starbucks, que se abrió en Seattle. Nunca te acostarás sin saber nada nuevo… justamente eso digo yo. Iba a hacer la broma y añadir el “después”, pero ya fui lo suficientemente payasa en el Experience Music… ¿o no?

Una vez llegamos a Pine Market, Fer y yo estuvimos dando una vuelta por el mercado. Por cierto, un mercado muy bonito, blanco y limpio. Ella me preguntó si eran así en mi país. Yo le dije que hay de todo (por motivos profesionales familiares ya me conozco unos cuantos…, y, además, tengo la costumbre o manía de visitarlos cada vez que voy a otra ciudad y me los encuentro, como el Mercado de la Ribera en Bilbao). De ahí, ya fuimos a nuestro punto de encuentro y regresamos todos juntos, después de recoger a los que se habían quedado en el partido, al Outlet de Seattle.

En el Outlet de Seattle, esta vez estuvimos Fer y yo juntas las dos horas. En mi viaje de ida, nos perdimos ya en la primera tienda, en Sketchers, donde me compré los dos pares de zapatos. Ella se compró sus dos pares y, la una por la otra, pensamos que la otra se había ido de la tienda y seguimos nuestro camino. He de decir que, ¡¡al fin!! después de unos 7 años o más en mi cartera (y no exagero, creo que llevan casi 9 años o más), pude gastar dos cheques regalo de Estados Unidos. Ya había perdido toda esperanza, en España no los podía gastar más que en El Corte Inglés y, cuando me decidí a gastarlos, dejaron de aceptarlos, y ya lo daba por perdido. Así que, desde el sábado, mi cartera abulta un poco menos (aunque he de decir que, cuando viajo, y más largo tiempo, al extranjero, está en tamaño reducido, ya que muchas de las tarjetas de puntos las dejo en casa. Me ha hecho gracia que aquí tienen la Travel Club pero se llama Air Miles, y es de las pocas tarjetas que me traje, aunque es un programa diferente en Canadá. Yo soy la niña de las promociones jejeje.

Después de hacer las compras en el Outlet, de nuevo un par de horas de autobús. El regreso a Canadá no fue tan pesado como la ida. Es mucho más fácil ir de Estados Unidos a Canadá que viceversa. Sólo hicimos un poco de cola, y esta vez no fueron tan… iba a decir tiquismiquis, pero no queda políticamente correcto, ¿no? Imaginaos que, ahora que tienen mis datos en su sistema general, me buscan en Google y llegan a este blog… ¡Madree! No quiero ni imaginarme la que podrían liar. ¡¡Porque yo también pasé una manzana!! Sobretodo, ¿eh? Si vais a Estados Unidos y lleváis una manzana, decidlo, y que lleve la pegatina del país del que es originaria. No sé si aceptarán las manzanas españolas. Que aceptan las naranjas de Valencia, lo sé seguro, porque la que comí era de allí, ¡¡qué gracia!! Al fin producto español, le hice hasta una foto de la alegría jejejeje. El acceso fue fácil, me preguntaron cuánto tiempo iba a estar en Canadá, yo dije que sólo hasta el sábado y eso fue lo que les hizo pensar que, puesto que era tan poco tiempo, no merecía la pena preguntarme nada más. A la salida, nos esperamos todos fuera y volvimos al lugar desde donde habíamos entrado a la aduana para montarnos en el autobús. Gran error. Salió una oficial a recordarle a Rob la importancia de cumplir las normas: el autobús avanza hacia la zona de salida y ahí nos subimos todos. Nosotros NO retrocedemos, el autobús AVANZA. Así que, cuando ya estábamos montaditos en el bus, cansados del trote, Rob con su gracia nos pidió amablemente que bajáramos, le esperáramos 4 pasos más adelante y volviéramos a subir. Gracioso, ¿eh? Quizá querían cerciorarse de que no me había llevado ningún americanito simpático en mi mochila rosa. Que no, que no, que no me había llevado a nadie, que ahora abultaba un poco más por las compras… Es mejor tomárselo a cachondeo. Espero que eviten alguna catástrofe con toda esta burocracia, me gustaría pensar que sí. Y también con la burocracia de no poderme llevar el desodorante y la espuma del pelo en el equipaje de mano, razón por la cual siempre que viajo a un destino corto que me cobran facturar, como por GRAN EJEMPLO Vueling, voy abriéndome paso solamente levantando los sobacos y tengo el pelo como una fregona sin forma ninguna. ¡Eh! La primera parte es broma, ¿eh? Que, afortunadamente, el desodorante roll on cumple las normas de “seguridad”. Desde luego que es seguridad el no ir abriéndote paso levantando los brazos... Y yo me pregunto… ¿qué diferencia hay entre poner un líquido en un envase de 90 ml. que en uno de 200 ml.? ¿Qué es lo que le hace más seguro? Será que no hay bombas y venenos que con menos de 90 ml. te dejan K.O. Me gustaría, de veras, saber el razonamiento de esta norma…

Finalmente, llegamos a Vancouver, hogar dulce hogar… sí, sentí que estaba en mi hogar cuando pasamos el puente y vi los rascacielos bien cerquita. Ese es mi hogar. Adios sueño americano hasta la vez siguiente…

Cuando estábamos llegando, Rob nos comentó que una escena de la película “Pretty Woman” está filmada en el Seabus de Vancouver y no en el hall del hotel lujoso, el Beverly Wilshire. Tengo que volver a ver la peli para reconocer esa escena… jejeje.

Al salir del bus, una de las chicas brasileñas con las que habíamos compartido habitación me comentó que cogía el mismo bus que yo habitualmente, aunque, finalmente, ella decidió que podía irse sola, ya que, como el circuito acababa en Waterfront, quería coger el Seabus. ¿He explicado lo que es? Es divertidísimo. Sea y bus. Un autobús de agua. Va recto, como un barco, y va por el mar desde Vancouver a Londsdale Quay, en North Vancouver. Apenas tarda 15 minutos. Yo aprovecho el trayecto para mirar embobada por las ventanas y hacer fotos. Sólo lo he cogido 3 veces, porque, afortunadamente, tengo bus directo, pero es una experiencia muy divertida. Esta vez, no pude hacer fotos porque estuve hablando con las dos chicas catalanas que habían en el tour. Éramos unas 25 personas, y había dos chicas catalanas. Después de un mes sin hablar catalán, ya se me estaba olvidando. Y hablé con ellas en catalán. Me estuvieron explicando que ellas estaban en otra escuela y, una vez más, comprobé que pagué muchísimo más dinero que hubiera pagado en otras escuelas. Yo miré en varios sitios, pero no hubo suerte. Está claro que, ahora que sé cuáles son más o menos los precios y sé cómo funciona la cosa, para otra vez lo miraré muchísimo más, no sólo removeré cielo y tierra, sino atmosfera, estratosfera, litosfera y lo que haga falta. Porque la diferencia es pagar la mitad y con pensión completa, y no como estoy yo, suplicando el bocata del mediodía (por cierto, hoy no había ninguno con mi nombre en la nevera, he cogido uno de los que había preparados pensando que sería para mí, y, si no, ya se habrán dado por aludidos… ese era el acuerdo o “petición amable” que hice… que yo también estoy siendo flexible en otras cosas). Estas chicas ya se iban hoy. Otra vez más vi que había sido muy afortunada con el vuelo, ellas vuelven con escalas y demás, ¡¡qué contenta estoy de que voy a volar directa!! Me montaré en el avión a las 17:45 h. hora canadiense y a las 13:45 h. del día siguiente bajaré en El Prat. Espero dormir todo el viaje para no deprimirme, y pensar más en la gente que quiero que voy a ver y no en el paraíso de este mes… Como siempre, me despertaré en cuanto huela a comida, ¿¿soy la única que se pone contenta cuando le traen la comida rara del avión?? A mí me encanta, sobretodo porque en los vuelos habituales no la traen.

Cuando llegué a casa, mi compañera de habitación, Rino, milagrosamente estaba despierta. No había llegado hacía mucho, ¿Sabéis de dónde? ¡De Seattle! Sí, a eso se le llama comunicación… claro que ella el sábado por la mañana, que también estaba despierta, me dijo que se iba a Victoria, pero sólo el sábado. Domingo se fue a Seattle, y estuvimos en los mismos sitios pero no coincidimos, y ella sí compró el peluche de Starbucks… Estoy contenta porque ayer hablamos un poco más, quizá no hemos hablado porque no se ha dado la oportunidad, la chica es muy amable y sonríe mucho, aunque a veces no me entiende, supongo que por mi Spanish accent… y mi día acabó haciendo gestiones internáuticas, dejando el blog para el final y caí rendida…

sábado, 28 de agosto de 2010

Día 20: Rainy day… Bye bye Maggie!! The more you see, the more you are.




Esa última frase es lo primero que ha escrito Igor, mi profe de la Lecture Day Topic. Hoy me he enterado de que habla castellano, quizá le gustaría leer mi blog… Me ha parecido que ha dicho que el español era su primera lengua, no me lo puedo creer… Eso se acerca al capítulo en Grecia pensando que había una persona que era griega y resulta que era española. Anécdotas. Yo pensaba que estas cosas sólo pasaban en las pelis americanas, como lo de que tu profe te encuentre en el lavabo de los hombres en el primer día de clase, aunque eso ya lo expliqué…

La cruise party estuvo muy bien, excepto para una chica que se golpeó y se cayó y se clavó los cristales del vaso que llevaba. Tuvimos que volver a tierra para que la atendieran los servicios médicos. La puesta de sol desde un crucero siempre es bonita, ya sea en Grecia o Vancouver. Conocí a una chica japonesa muy simpática y habladora, toda una bonita sorpresa, el hablar con nuevas personas y que sean simpáticas y quieran hablar contigo. Ayer reconozco que estava un poco antisocial, más bien cansada y por eso no sabía cómo relacionarme. Llegué al punto máximo de cansancio. Dormir cada día 5 o 6 horas y tener el estrés de querer ver un montón de cosas no ayudan a que una esté relajada. Y reconozco que estoy disfrutando tanto en esta ciudad… pero me estoy dejando muchas cosas por ver, últimamente apenas veo cosas nuevas, ya me conozco el centro y hace más de 10 días que no uso el plano para nada. Lo nuevo de hoy ha sido el Chinese Garden. Tenía pensado ir hoy de 10 a 11 h., antes de clase, porque quería ver la visita guiada. Es un jardín bonito, aunque reconozco que no vale la pena entrar, sobretodo porque, al lado, está otro parque-jardín desde el cual ya ves el Chinese garden y que es muy similar al otro jardín. Pero eso lo he sabido al final, cuando le he preguntado a la chica cómo acceder a esa segunda mitad del jardín. He llegado al jardín a las 9:30 h., y, desde el momento que llegué hasta que vi al guía, empezó a llover. Por suerte, he sido sensata y llevaba paraguas, que hay días que ni siquiera lo he cogido. Por lo que ha explicado Igor en clase, a partir de ahora ya hace falta que nos vayamos acostumbrando a este tiempo… Será lo habitual aquí, parece ser. Wellcome to fall weather! Pues si la semana que me queda aquí va a ser así… creo que voy a conocer la biblioteca de Lynn Valley y entablar más relación con mi compañera de habitación y con mi host family, vamos a pensar en lo positivo. Y tendré que dejar de callejear… como mucho, sólo podré callejear por el centro comercial de Pacific Centre de camino al autobús. ¡¡Ha llovido de una manera escandalosa!! Lo suficientemente escandalosa como para no poder hacer fotos y que te puedas quedar sin cámara porque le entre agua, y, en eso, ya tengo experiencia. He tenido que correr para no llegar tarde a esta “superclass” de Igor, porque es muy estricto con la puntualidad. “Try not to be late!”. Hoy es el último día de Maggie y no ha venido a esta clase. Cuando venía por Granville Street, corriendo para no llegar tarde, se ha puesto a hablar conmigo un chico de Dubai que me ha preguntado si estudiaba en EF. Supongo que me habrá visto por allí o ha pensado que, corriendo a esa hora, tenía que ser de la escuela. Le he dicho que sí y hemos compartido paraguas. Lleva aquí 3 días solamente, y muchas cosas no me entendía, entre mi acento y que está en un nivel inferior, casi nos hubiera sido más efectivo comunicarnos por símbolos. Me doy cuenta de que a los que más entiendo son a los europeos, alemanes, holandeses, italianos, franceses… pero con japoneses, coreanos y demás, por la diferencia con el acento, me cuesta bastante. Sí, sí, me cuesta, aunque algún asiático poca paciencia me mire con cara como diciendo: “¿¿Estás tonta o es que eres tonta que no te enteras?? Al menos, yo voy a clase…
Mi día de clases ha transcurrido con toda la normalidad de un viernes. Varias campanas en la clase de Dave y hemos acabado viendo un vídeo de headlines de Jay Leno. ¡¡Qué hartón de reír!! Y ya lo entiendo un poco mejor. Después, hoy, milagrosamente, he venido a cenar a casa y mi mom me ha preparado una sopa de vegetales muy rica, un sándwich y un pastelito. Me ha dado una manzana, galletas y un refresco para el viaje de mañana, todo un detalle. Y, acto seguido, me he ido al centro para quedar con Maggie y sus amigos para hacer su party de despedida. Hemos ido a Roxy’s, no es mi sitio preferido, pero no ha estado mal. He conocido a una chica suiza que nació en Colombia y a otra chica venezolana. Con todas hablamos inglés, por supuesto. Mi inglés macarrónico, pero lo hablo…
En fin, estoy agotada, y sólo voy a poder dormir 4 horas… en mi cama. Peor tengo intención de poder dormir todo el día intentando pasar la frontera a U.S.A. Con 30 años voy por fin a conocer el “sueño americano” de cerca, aunque sólo sea un día… Good night, Vancouver, good morning BCN… Hoy estoy un poco triste, porque pienso que sólo me quedan 7 días aquí. Además, esto es como Gran Hermano, cada semana se va gente, la única diferencia es que la semana que viene yo estoy nominada, sí o sí…

viernes, 27 de agosto de 2010

Día 19: Cruise Party.

Empiezo a estar agotada. Ayer estaba agotada. Llegué a casa a las 23:40 h. aprox y me fui directa a la cama. No encendí el pc para escribir en el blog porque entonces, empiezo a leer mails y a mirar cosas y me entretengo, y se me junta con la hora de los primeros madrugadores españoles y me acabo yendo a la cama a las tantas, y, después, me pongo el despertador pronto para acabar de hacer las cosas que tenía que hacer por Internet. Así que me di un respiro. Y he conseguido dormir más de 8 h., 8 h. 30 min. He de decir que hoy tampoco he visto a mi compañera de habitación…despierta. Repito que ella está durmiendo por las dos. Alucino. Esta noche he dicho a mi Mom que iré a cenar (no penséis que la veo, creo que la he visto 4 veces), nos comunicamos por notas. Le digo lo ricos que están los bocadillos que me hace y si voy a ir a cenar o no. Al menos, ahora sé que se dice que “I won’t come FOR dinner”, que el primer día ya metí la pata, y creo que en las primeras notas. Por algo he venido aquí, y es que mi inglés está la mar de oxidado. Ahora mismo estoy en mi querido bus 210 (aunque a la vuelta no le soy muy fiel y, por la hora, siempre acabo cogiendo el 4, que es a partir de las 20 h.). Normalmente desde Granville, pero en menos de una semana, 4 veces desde Chinatown, “bonita” zona para coger el bus a esas horas. Pero la otra opción es coger el Skytrain y volver hasta Granville y coger el de los 30 min. después. Normalmente, estos días, también caigo rendida en el bus, y, milagrosamente, me despierto en la parada de antes. ¡Afortunadamente! Ayer, día 19, me levanté directa para mi primera superclass. Ilab de nuevo, o cómo tener que ir a clase para algo que puedes hacer desde casa. El profe está para las dudas, pero, sobretodo, creo que lo ha contratado la policía de Vancouver para que no se nos ocurra abrir ninguna página que no sea Ilab. Yo tiemblo cada vez que pongo el Google para buscar una palabra o el Wordreference para el dicccionario, no sea que se piense que me intento comunicar con mis amigos españoles en las horas que ellos están despiertos… no, no. Después he tenido Spin class con mi profe también de las clases, Dave. Como ya he dicho, es muy simpático. Toda una alternativa de profesor. Lleva un tattoo en el brazo izquierdo y debe tener mi misma edad. Y lo cierto es que, con él, aprendes. En la spin class de “current events”, que es la que hago yo, nos dedicamos a leer artículos de periódico y comentarlos, me gusta porque es como yo, mira siempre el lado alternativo de las noticias, y estoy aprendiendo muchas cosas con él, no sólo de inglés, sino también de periodismo. En clase normal, ayer por la tarde, hicimos una tría de noticias en los periódicos que eran subjetivas y nos dio algunas frases, expresiones y maneras de colocar las frases que nos podían servir de indicio o pista para saber si la noticia estaba siendo subjetiva. Y también nos dio ideas de cómo una noticia puede decirse del modo más objetivo posible. Tendré que presentarle a Pedro J… entre otros. Con mi compañero francés, David, hablábamos de la subjetividad de las noticias en mi país, y justamente le hablé de mi amigo y su mujer la diseñadora. De lo mejor que tiene, junto con su patrimonio.

En la Spin class de la mañana, estuve haciendo los ejercicios con una chica colombiana de 18 años que vive en Mexico y ha venido a Vancouver a estudiar. A mí me encanta que la gente me explique cuánto tiempo va a estar aquí, por qué ha elegido Vancouver, qué es lo que más le ha gustado… parezco periodista cada vez que conozco a alguien. Durante el mediodía, finalmente estaba sola, así que me fui a McDonalds a completar mi comida con un café con muffin. Ayer tocó de cranberries y naranjas. Nunca recuerdo qué son los cranberries y los blueberries, de los berries, el único que distingo es la Blackberry… y ahora no tengo acceso a Internet para echarle un vistazo. Ayer estaba segura que los blueberries eran arándanos, pero ahora no lo sé. Como es una fruta a la que tampoco estoy muy familiarizada en castellano…eso sí, todas las berries están de miedo. Es la única fruta que estoy tomando, junto con ahora las bananas que cada día como en el desayuno en casa. Esta mañana me he portado bien, sólo una tostada, pero bien rellenita de calorías, es decir, mantequilla y la hoy rescatada mermelada de fresa… ya estaba triste porque llevaba 4 días sin verla desde que se acabó el bote anterior.

Mis clases de por la tarde siguieron como siempre, un poco más animada con el café con muffin de McDonalds y el bocata de mi mom. Yo, que soy muy diplomática cuando quiero, en seguida dejé claro en qué lado de la clase quería trabajar, porque yo estaba justo en el medio. A la izquierda, tenía a la misma que el día de antes le había dicho que no había entendido apenas nada en el listening y pasó de mí y se puso a reír con los amiguitos que ha hecho en clase. Viva la solidaridad y la paciencia y el compañerismo. Menos mal que las otras dos chicas que he conocido de su nacionalidad desde que estoy aquí son encantadoras. Así que me puse en el lado de David, mi compañero venezolano ya del otro grupo al que le gusta Arjona y más gente que también son muy majos. Y, cuando hicimos los grupos impuestos, volví a tener suerte con las dos compis que me tocaron, una chica creo que coreana la mar de simpática. En mi clase, los coreanos y japoneses que hay son simpáticos, majos y se relacionan con el resto. A la clase se ha incorporado un chico holandés que ha hecho subir el caché guapístico de la clase. Yo que siempre había sido una gran defensora de la belleza morena, desde que he llegado aquí, reconozco que los hombres más guapos que he visto son rubios, excepto alguna destacable excepción. Pero vaya, como con el resto, me siento la mom más que la big sister…. Me veo una vieja. Sólo me queda la duda de si el profe es más joven o más mayor que yo. Siempre en mis grupos acostumbro a ser la más pequeña, y, aquí, me veo la mami de todos. Reconozco y envidio la suerte que tienen de haber tenido esta experiencia tan jóvenes. Es algo único. Y se espabilarán gracias a ella… es una gran suerte. Después de las clases, tenía 2 horas libres hasta tener que ir a Stadium China Town. Tiempo suficiente para tener que pensar en algo que hacer e insuficiente para regresar a casa. Aunque tampoco lo necesitaba, porque ya venía preparada. Así que me puse a hacer mi visita a mail y Factbook y me fui a dar un paseo. Lo único que me quedaba por conocer en la zona eran las tiendas, así que me aventuré a volver a Pacific Center para una prospección más detallada… y también fui hasta el centro comercial de ChinaTown. Lo más interesante que vi es la famosa tienda de Banana Republic y también una tienda de mascotas, con cosas para tortugas. Aunque, por peso, creo que ellas se van a quedar sin regalo… En fin, ahora ya estoy en la Igor Class, la más “interesante” de la semana, así que después explico la Cruise Party: en resumen, mucha comida, pizza ñam ñam, carne (¡¡al fin!!), pastel, snacks… Si todos los días cenara así, hubiera engordado el triple. Hoy digo casi Good evening o good party Spain y… Have good luck Vancouverites… with rain!!! ¡Qué asco de día!

jueves, 26 de agosto de 2010

Día 18: y mis miércoles sabaderos…

Sí, aquí he cogido la costumbre de la juerga de los miércoles en lugar de la juerga de los sábados. Aunque tampoco se puede prolongar mucho… primero, porque una está ya muy vieja y, segundo, porque el último bus para North Vancouver es a las 00:50 h. Y hoy he cogido el de una hora antes. Ya hace 45 min. que he llegado. Un día más. Entra con cuidado de no tropezarte porque está todo a oscuras y, hasta que llego a mi lámpara, he de lidiar con mi maleta, y encuentra a la compi que todavía debe tener jet lag… Ya duerme ella por las dos.

Hoy he comenzado el día de la mejor de las maneras. Ha sido mi mejor comienzo del día desde que estoy aquí. Mi intención era ir a English Bay o a Stanley Park y aprovechar que no tenía clase hasta las 13:45 h. Me he levantado a las 8 h., pero entre que me comunico, me arreglo y demás, he cogido el bus a las 11 de la mañana. Y a esa hora ya era tarde para ir allí. He llegado a la parada y estaba mi brother canadiense, y le he preguntado cómo ir a la parada del 228 para coger el Seabus (el autobús que es un barco). Me apetecía hacer algo diferente, yo creo que ni me ha reconocido que soy la misma que vive en su casa. Sinceramente, no me apetecía ir en el bus como cada día y quería hacer algo distinto. He cogido el bus, y he visto el paisaje totalmente diferente del 210, que ya me lo sé casi de memoria. Lo habré cogido unas 50 veces entre la ida y la vuelta. Aunque algunas, como hoy, he venido durmiendo. A la llegada al Seabus, he hecho fotos y también del trayecto. No dura más de 15 min, y está muy bien porque, cuando llegas a la parada, te avisa del tiempo que queda para que salga el siguiente Seabus. He llegado a Waterfront, al otro lado del Seabus y aún tenía más de 2 horas para mi primera clase. He decidido coger la Canada Line, una de las líneas de “metro”, e ir a una parada a la que no hubiera ido nunca. He optado por Langara, dos paradas más lejos de King Edward, donde está Queen Elizabeth Park. Es un paisaje muy semejante a la vecindad de casitas de ensueño cerca de Queen Elizabeth Park. He hecho varias fotos, pero en seguida he visto que era más de lo mismo. Así que he vuelto a coger la Canada Line 2-3 paradas más, y no había nada interesante, ya es la zona cercana al aeropuerto y todo lo que había estaba muy lejos. Entonces, como ya apremiaba el tiempo, he decidido volver de vuelta, con toda la intención de tomarme mi café con muffin de McDonalds, para empezar la clase con un poco de energía. No entiendo, porque cuando tenía clases de mañana no tenía sueño, y por las tardes se me hace tremendamente cuesta arriba. Mi tiempo se ha visto reducido porque había una de esas promociones que tanto me gustan: girabas la ruleta y te daban una bebida con vitaminas. Con lo que me gustan a mí esas cosas… así que he llegado a clase y hoy ha sido deprimente. En la primera parte, hemos hecho un listening del cual no he entendido nada. Y teníamos que comparar respuestas, y le comento a la chica que tenía que hacer el ejercicio conmigo que no entendía nada y la tía ha pasado de mí y se ha puesto a hablar con otro compañero. Viva la solidaridad. Me he quedado alucinada. Y muy deprimida, la verdad. Porque veo que ya no estoy mejorando mucho mi nivel, por mucho que hable el inglés, cada día lo hablo peor, con más acento español, como hoy me han dicho. Y es cierto. No puedo poner acento guiri. Antes alguna vez lo ponía, pero ahora lo hablo superspanishmente… es patético. Y sigo sin entenderlo muchas veces. Como cuando hoy he pedido mi superhelado. Me han puesto más toppings y yo no quería tanto, pero como a todo digo que sí cuando no me entero…a veces, me da vergüenza hablarlo tan patatero y entenderlo tan patatero. Cuando lo estudiaba durante todo el año yo creo que lo hablaba más fluido que ahora. Debe ser que no estoy hecha para aprender idiomas… no sé, hoy ha sido deprimente. Y eso que tengo una asistencia del 100% por ahora…pero ha sido deprimente. Y la segunda parte de la clase, el Ilab. Ir a clase para hacer algo que podría hacer desde casa. Totalmente deprimente. Y mañana a las 10 h., mi primera clase es lo mismo, continuar haciendo ejercicios por ordenador. Temo el test de esta semana y temo el test final del miércoles. Creo que martes me enclaustraré a ver si estudio y hago un examen mínimamente en condiciones.

Después de clase, no tenía nada que hacer hasta las 7 h., que había quedado con Maggie y más amigas en frente de London Drugs, cerca de la escuela, para ir a ver la puesta de sol en English Bay. Me ha ido de perlas, porque quería ir a esa playa, y hemos estado sentadas en el césped haciendo fotos y comentando cosas y riéndonos. Han venido una chica alemana y una chica de Singapur que se van el sábado, Maggie, Carina (alemana), Lydia (suiza que habla francés) y yo. Finalmente, después de ver la puesta de sol, nos hemos ido a tomar un helado a un sitio especial, un helado de esos carísimos que te preparan como si fuera la última comida de tu vida. Te pesan el helado, lo mezclan con lo que le quieras añadir y lo puedes pagar con tarjeta de crédito (viva el plástico…). Es un capricho. Supongo que he engordado otro kilo hoy. Aunque también he andado lo mío. Después, nos hemos quedado Carina, Maggie y yo y hemos ido a tomarnos algo a Milestones, un bonito restaurante en English Bay. Hemos hablado mucho, y nos hemos pedido una botella de vino blanco y, después, unos mojitos. Hoy ha sido juerga pero tranquila. A continuación, hemos ido caminando hasta el centro y cada una ha vuelto a su casa. Nos hemos reído mucho, y hemos hablado mucho inglés, como siempre, aunque yo siento complejo por mi acento y mi inglés macarrónico. Parece que no tengo remedio… aunque al menos me puedo comunicar. En fin… mañana es la gran fiesta del crucero!! Y clase todo el día… Que no me pase nada… Good night, Vancouver…

miércoles, 25 de agosto de 2010

Día 17: Ga-ga-ga-ga-a-a

Ahora mismo escribo desde un McDonalds cercano al Rogers Arena Stadium, donde, por segundo día, es el concierto de Lady Gaga. Y por primer día voy yo, que me gusta, pero con verla una vez es suficiente, no es Alejandro Sanz… He tenido clases de tarde, hasta las 11:45 h. no tenía que estar. Mi intención era levantarme prontísimo e ir a Stanley Park, y es una pena que no lo haya hecho, porque hacía un día espectacular. En lugar de levantarme a las 7, me he levantado a las 8, y, entre los mails a la oficina y esperar a que mi compañera de cuarto se lavara su melena, se me ha pasado el tiempo, y ya he decidido no estresarme. A las 10 y 20 he cogido el bus, eso para mí es todo un lujo, con lo acostumbradísima que estoy a madrugar. Mañana no tengo clase hasta las 13:45 h., pero ya tengo claro que quiero ir a English Bay, la playa, si hace buen tiempo. 17 días aquí y aún no he visto la playa, y me pongo a contar los pocos días que me quedan aquí y me deprimo…sólo me alegro por ver a la gente que quiero y por comer un poco más decentemente. Esta mañana, cuando he ido a desayunar, por segundo día, no hay mermelada y apenas queda Nutella, así que he cogido 2 plátanos y pan con mantequilla, además del té con leche. Y mi bocadillo, mi primer día de bocata después de llegar a un acuerdo con mi mom de que no voy a ir a cenar y que, por favor, me prepare un sándwich. No sé qué tal se lo habrá tomado…si cuento las veces que la he visto creo que no llega a 5… estaría bueno que viera más a mi mom canadiense que a la propia, viviendo también con ella. Y a mi dad canadiense lo he visto 3 veces contadas, ni una más. Y a mi brother canadiense, pues va a ser que las mismas, aunque sólo hemos interactuado una vez y media. La media es cuando le dije “Hello!” y aún espero a que me conteste.
Mi compañera de habitación, Rino, a las 10 de la mañana me ha dicho “Good bye!!”. Yo sabía que tenía clase a la misma hora que yo y me he preguntado dónde tendría que ir a esas horas, y he pensado que ya me podría haber dicho de ir juntas. Total, que he pasado el tema y he estado conectada un rato más, aprovechando las horas de conversación española. Y a las 10:15 h. he ido a coger el autobús. He pasado como cada día delante del instituto de educación secundaria de Argyle, y justo hoy me he enterado de que es donde estudió Jason Priestley. ¿Os acordáis de él? Sí, Brandon en “Sensación de Vivir”, a mí la serie me encantaba, y la primera vez que oí hablar de Vancouver es porque él era de aquí, pero concretamente vivía donde yo, en North Vancouver. Yo vivo a menos de un minuto del instituto Argyle. Qué curiosidad. Ya me gustaría saber dónde viven sus padres o dónde vive él, que yo para esas cosas soy muy chafardera, sé que siguen por aquí porque han donado una cantidad importante de dinero para salvar a los osos de North Vancouver. Que sí, creéroslo, que vivo con los osos, ¿por qué os creéis que no me quiero ir de este sitio? Su naturaleza, su fauna y su gente me tienen encantada. Menos su comida… todo. Antes de venir aquí he atracado el Dollar Giant de Main Street con Pender, y me he llevado el último paquete de galletas de blueberry… es que están muy ricas, si no fuera por el exceso de equipaje, llevaba unas poquitas. ¡¡Venga grasas!! Menos mal que la ropa me iba grande porque me había adelgazado mucho, que, si no, me veo haciendo compras de emergencia. He aprovechado para llenar mi “despensa”, es decir, mi maleta y he comprado también galletas de fresa, de chocolate y de vainilla. Con eso, ya soy feliz. Entre eso y mis escapadas a Romano’s a por pizza, ya tengo el 90% de mi dieta hecha, mi intención con los bocatas de mi mom era hacer la dieta un poco más sana, y lo que estoy es haciéndola más extensa. Y la única fruta que estoy probando es la banana, al menos, ahora llevo 5 días que pruebo fruta. Reconozco que no me estoy cuidando nada, si viniera para más tiempo, me pondría las pilas, pero siendo sólo un mes estoy siendo extremadamente benévola conmigo misma.

Ahora mismo estoy en el McDonalds del mall de Chinatown, sólo a mí se me podía ocurrir sacar el portátil aquí y ponerme a “contemplar” las vistas, el paisaje y la gente que pasa. Es una zona bien cercana a Hastings, así que podéis imaginar el panorama. Pero necesitaba un café, y no quería irme lejos. Y como mi estómago ya está inmunizado frente a lo que aquí llaman “Small coffee” y en el vaso pone “Premium Roast Coffee Café de Torréfaction Supérieure”, supongo que la parte en francés es por contentar a la población que en Canadá habla francés, que en Vancouver es 0, al menos por lo que yo he visto…

La tarde se me ha hecho pesada, no me gustan las clases de tarde. Hoy he empezado mi nueva spin class gracias a la cual me libro de ir a clase los lunes. Se llama current events, y consiste en discutir sobre una noticia actual. El profesor es Dave, quien, curiosamente, es mi nuevo profesor de clases, que sustituye a Erin. Es un chico joven y guapete, rubio, y supongo que canadiense, y muy simpático, por cierto. Es gracioso. Digamos que hemos tenido un comienzo simpático. Que tu profesor de inglés te pille en el lavabo de chicos y salga corriendo pensando que se ha equivocado de lavabo y luego vuelva a entrar… todo tiene una explicación en esta vida, en serio, hasta esto la tiene. Me va a tocar explicarlo para que no penséis que soy yo la rara y siempre a mí me pasan las cosas raras: El baño de chicas estaba lleno, así que Maggie, otra chica y yo hemos decidido ir al de la quinta planta, donde hay también aulas de la escuela. Primero, no encontrábamos el baño, pero, finalmente, hemos preguntado a un chico (que, por cierto, debe admirar a Elvis, porque, al menos, le había copiado el peinado) y nos ha explicado dónde estaba y nos ha dicho el nº. de la puerta del baño para poder entrar. Cuando hemos llegado, hemos probado la combinación en la puerta del lavabo de chicas y no iba. Hemos probado en el lavabo de chicos… y… voila!! Se abrió la puerta. Sólo nos quedaban 35 min. para comer y no teníamos la combinación del lavabo de chicas. Así que hemos entrado. Cuando entras, hay un largo pasillo y primero ha entrado Lydia, la chica suiza que fue a Victoria, después iba a entrar Maggie y después yo. Yo estaba justo donde se veía el pasillo, y el lavabo estaba vacío. Se ha abierto la puerta y justo ha entrado mi profe de Spin Class… no había más hombres en todo el edificio, no. El pobre se ha puesto rojo como un tomate, pues se pensaba que se había equivocado, ha dicho sorry y ha salido. Y, claro, habrá pensado que no podían haberse movido las puertas de sitio, habrá vuelto a mirar y habrá efectivamente comprobado que era el lavabo de hombres, con lo cual, ha vuelto y le he dicho que perdonara, que no teníamos la combinación del lavabo de chicas. Entonces me ha dicho que estaban en el tablón de anuncios de la escuela, me ha llevado hasta allí y le he dicho que ok y thanks y ahí ha acabado el incidente. Me he reído, y también he pasado algo de vergüenza. Sí, hasta yo paso vergüenza con esas cosas, una es humana. Maggie y yo hemos comido en Romano’s, un día más. Con el incidente del baño, hemos llegado un poco más tarde y ya estaban todas las mesas llenas, así que nos hemos comprado sólo un trozo esta vez y nos lo hemos comido en un banco. Y me he ido de vuelta a mi clase con Dave. Era mi primera clase en el nuevo nivel, ya que lo de la mañana, la Spin Class, casualmente, es el mismo profesor, pero podría ser cualquier otro. Esta vez somos 12 en clase. Si el viernes éramos 3 personas con Erin, ahora somos 12. Maggie me ha dicho que en su clase son 13, creo que han reducido grupos porque ahora ya se han ido muchos estudiantes, para muchos esta semana y la que viene y la pasada son las últimas semanas… (para mí es la que viene…sólo de pensarlo me pongo triste). Hoy incluso estaban los 2 desertores de mi clase, la chica austríaca y el chico de Hong Kong, que sólo han venido 2 veces y 1 en las dos semanas con Erin, respectivamente. Vaya tela, pagar para no ir, yo es algo que no comprendo. Y ambos están hasta diciembre…como no sea que hayan pensado en aprovechar que ahora hace buen tiempo para hacer turismo… es lo único que se me ocurre, yo, como siempre, pensando en que todo tiene su explicación, y, sí, siempre la tiene, aunque a veces no sea lógica.

En la clase he hablado con David, un chico francés de Burdeos de 18 años, que es ya su última semana, muy simpático y hablador, la verdad, raro eso por su edad y por su nacionalidad, si cuento mis experimentos sociológicos y los intentos de hacer amigos en mi clase. Hemos hablado mucho y nos ha tocado hacer los ejercicios juntos, ya tocaba hacer migas con alguien de tu misma clase, porque sólo había hecho migas con Boniface con quien también coincido en la Spin class de ahora, y con Maggie, pero ya la había visto antes de coincidir en nuestra Igor Class. El resto, van a su rollo, pocas conversaciones he tenido, como la de Daniel, el chico venezolano de 15 años a quien le encanta Arjona. Yo soy la mom de todos, me siento vieja. Siempre estoy acostumbrada a ir con gente más mayor que yo y aquí soy la mom. Me gusta porque me dicen: “Uy, ¡¡pareces mucho más joven, no aparentas para nada 30 años!!”. Y yo me pregunto… ¿¿Cómo se supone que tengo que estar con 30 años?? ¿¿Con la mitad de los dientes y el pelo lleno de canas?? Hoy mi compañera japonesa me lo ha vuelto a decir, como si fuera toda una revelación el que le hubieran dicho mi edad. Me lo he tomado como un cumplido, está bien que te echen menos años de los que tienes…físicamente.

La clase ha sido bastante de seguir el libro, y ha comenzado comentando las noticias. Es por eso que he visto la noticia de que Jason Priestley va a donar dinero para salvar los osos. En el intermedio, he aprovechado para conectarme y, después, ya me ha entrado el sueño. Estaba añorando un Frappucino de Starbucks, pero me pillaba demasiado lejos. Estoy con unos antojos… no quiero imaginarme el día que esté embarazada, si ya tengo antojos sin estarlo. Siempre me pasa lo mismo cuando me voy sola de vacaciones, y reconozco que soy muy permisiva conmigo misma, para lo estricta que soy el resto del año. En la última media hora, nos ha hecho hacer una redacción resumen de lo que habíamos leído y utilizando el nuevo vocabulario, es una buena técnica para memorizar las palabras. Tiene una forma de dar las clases muy diferente a Erin. Me acostumbraré… espero. Así como a mi nueva clase, mañana veremos quiénes van. Hay una chica austríaca con la que he hablado cuando bajábamos las escaleras que parece maja y es su segundo día, una chica y un chico coreanos, 4 venezolanos en total (los dos de antes y dos de ahora), un chico alemán, el chico francés, los dos campaneros de la clase anterior y un chico de Japón y alguien más que no recuerdo, porque en total tendríamos que salir 13 en la cuenta si no cuento al chico venezolano que hoy no ha venido. ¡¡Qué pena que no pueda explicar según qué cosas en el blog…!! No, no, no es nada de amores… pero como no sé quién puede llegar a leerlo… sólo diré que la semana pasada casi sufro una intoxicación (no era de drogas ni de alcohol, ¿eh?).

En fin, que el profe parece simpático. Y pocas cosas más que he hecho hoy… he hablado con mi compañera Rino, a quien me he encontrado en la parada del bus, se ha ido 20 minutos antes que yo y ha estado allí esperando. Le he sacado palabras con pinzas invisibles, y la chica es maja y agradable, aunque hay que tirarle de la lengua. Sólo espero que nos acabemos llevando muy bien… y que no tema y no cierre su maleta cada día a cal y canto… yo que tengo la mía toda escampada, con todo por en medio, y prefiero no pensar en que alguien pueda coger algo, si alguien lo coge, pues mira, no me voy a amargar la vida, no creo que lleguen muy lejos con mi vestuario y mis cuatro chorradas, lo que me fastidiaría sería amargarme por eso. Por eso me choca que se tire 5 minutos cerrando su maleta, a eso se le llama… ¿organización? Y no me consta que lo hagan todos los japoneses, pues Ayumi tiene sus cosas escampadas, igual o más que yo. Sólo faltaría que cerrara la maleta todos los días los 8 meses que va a estar aquí…

Esta mañana, cuando he llegado a clase, me he pasado unos 5 min. saludando a más de 10 personas, he visto a casi todo el mundo, menos a Fer, no la he visto desde el viernes que cenamos juntas para despedir a Belén. Es curioso, he saludado a muchísima gente y luego muchas veces me acabo yendo a hacer turismo sola. Aunque para mañana ya tengo planes “sociales” con el grupo con el que fui a Victoria. No me quejo, hago muchas cosas tanto sola como acompañada, aunque a veces echo de menos hacer las cosas con la gente que quiero. Ya tengo ganas de ver a mi familia, pues hace casi un mes que no los veo (a mis padres desde antes de irme a Grecia). Supongo que, por muy independiente que sea, tengo mis raíces. Aquí alguien me explicaba que su país ya no era su país nunca más y que quería trabajar y vivir fuera. A mí me gustaría ser tan valiente como para hacer eso, y esa persona me animaba a hacerlo, y me decía que me iría muy bien, quizá no se equivoque, pero eso de estar un año lejos de los tuyos… una cosa es que no los veas porque estás haciendo otras cosas, y otra cosa es que no los veas porque los tienes a miles de kilómetros. Supongo que aún me queda crecer para tener valor para hacer eso… o igual no. Es una cosa que he de plantearme antes de finales de año. Pues en el DNI ya marcan 30… jejeje.

Voy a ir hacia el Rogers Arena Stadium a ver qué tal se desenvuelve Stefani Germanotta en el escenario… Tengo ganas de ver la que lía… luego os cuento.

Besitos!

Pues sí, la ha liado pero bien. Ha sido espectacular, maravillosa, única, complaciente con el público, provocadora pero con gracia, simpática, colaboradora, profesional… fantástica. Hay momentos espectaculares, como cuando toca el piano y hace una fogata en la cola del piano. Momentos entrañables, como cuando ha cantado el “Cumpleaños Feliz” a un fan de las primeras filas, totalmente entregada y fantástica. Momento gracioso, cuando un fan tenía un cartel que decía: “Let me take profit of my psycho stick”. No decía exactamente ese verbo, pero venía a decir esa idea… Original, la comparación con el vertical stick de su “Bad Romance”. Ha finalizado justamente con esta canción, menudo momentazo. Todo el concierto y la puesta en escena han sido de lo más espectacular. Su gira se llama Monster Ball, y en un momento dado, recrea un monstruo en el escenario y ella aparece con un vestido verde muy bucólico. El vestuario es original y no deja indiferente a nadie, ya sabemos cómo es ella… personalmente la envidio, por su creatividad, por su saber hacer y por tener las narices de no dejar indiferente a nadie… había algunos niños en el concierto, cosa que me ha extrañado. Ella ha agradecido a los padres que los llevaran porque así ya sabían cómo es la vida… la entiendo bastante bien cuando habla en inglés, ya he visto algunas entrevistas suyas estos días y habla muy clarito, si todos hablaran así, no estaría tan acomplejada con mi bajo nivel de entendimiento. He de decir que los bailarines hacen un estupendo trabajo, y ella ha sido toda una princesa… es la princesa de la provocación. Mañana más, son las 2:15 h. y tengo que dormir… me tiraría escribiendo toda la noche, pero tengo que cuidarme. He empezado a tener un dolor en el brazo derecho, encima del codo, voy a ver si se me pasa o me toca visitar aquí a un traumatólogo… igual son agujetas de tanto hacer fotos hoy…
He de explicar lo que han visto mis ojos esta tarde en el concierto. La gente aquí se arregla mucho para ir a los conciertos… o bien era la GagaManía. Imitadoras de ella a raudales y lo que más me encanta: las latas de refresco usadas como rulos. ¡¡Yo quiero eso!! Desde que he llegado aquí, no hay manera de poner mis rizos en condiciones…

Feliz mediodía casi ya, España…

martes, 24 de agosto de 2010

Dias 14, 15 y 16: This lady must see, too!

¡¡Muchas cosas han pasado estos días!! Sábado noche (día 14) ya sabía que no podría escribir porque estuve durante el fin de semana en Victoria y no me iba a llevar el portátil. Hice bien. Y ayer noche (domingo mi día 15 en Vancouver) llegué a las 21:45 h. y tenía que mudarme de habitación y hacer varias cosas, y quería escribir cuando me levantara, pero, finalmente, me ha podido el cansancio, y también a mi nueva compañera de habitación. Ayer me dejó una nota porque ya estaba prácticamente acostada cuando llegué. Su nombre es Rino, bueno, es más largo, pero en la nota ponía que podía llamarla Rino. Parece maja, aunque no me entendía mucho cuando le hablaba, quizá era el jet lag, quizá mi acento español o quizá es que hablo peor el inglés cada día, porque vaya tela…

Ahora mismo estoy saliendo de Whistler en el autobús de las 18:30 h. Finalmente, no me he quedado hasta las 21 h. (era el siguiente y último autobús), porque ya había visto bastante, y si me quedo comprando… En fin, que luego veo el extracto de la tarjeta y tengo que llamar a Iker Jiménez para que me aclare el misterio… Y eso que juego con la ventaja de que el dólar canadiense está más bajo que el euro, y eso siempre es una alegría. Bueno bueno, ahora justo acabo de “descubrir” una tienda-heladería-cosas varias que no necesitas pero son divertidas (aquí me enseñaron el significado de Kitsch=stuffy things that you don’t really need). Pues sí, eso es kitsch, al menos aquí en Vancouver… es decir, peluches, souvenirs, cosas raras raras raras que te hacen la mar de gracia pero luego no sabes dónde ponerlas. Al menos en este viaje me estoy comportando… incluso con la compra de tortugas para mi colección. En Victoria vi una tortuga preciosa pintada a mano en una piedra, pero no la compré porque pensé que pesaba mucho y que al final tendría que acabar pagando exceso de equipaje. De momento, dudo que tenga que pagarlo, aunque queda la prueba de fuego: Este fin de semana… ¡tachán! … ¡¡Seattle!! Por primera vez en mi vida voy a ir a U.S.A.!! Finalmente Maggie no puede venir porque no ha podido cambiar el vuelo y se irá esta semana, así que, de momento, la única chica que conozco y que va es Fer, me alegro de que vaya porque prefiero viajar acompañada con alguien que conozco. Hoy el día en Whistler ha sido muy bonito, porque el paisaje es ireemplazable, pero siempre echas de menos el compartir y charlar con otra persona. En caso de haber estado acompañada, seguro que me quedo hasta última hora y hubiera cenado algo aquí. Pero sola, reconozco que no me gusta cenar ni comer, con lo independiente que soy yo y reconozco que, si me proponen ir a comer o cenar, soy la primera que se apunta, pero entrar sola en un restaurante no me motiva lo más mínimo. Hoy me he alimentado a base de galletas, y, a última hora, mi tentación, da igual en el país en el que esté: Mc Donalds… Hay gente que tiene sellos o monedas de múltiples países. Yo reconozco que tengo acumuladas visitas a McDonalds en muchos países del mundo: República Checa, Italia, Portugal, Andorra, Mexico, Egipto, Francia, Inglaterra, Canadá… y en Grecia porque no me dejaron, que si no… Son mi perdición. Intento controlarme, pero reconozco que disfruto como una enana. Además, como en España tampoco los visito mucho por cargo de conciencia, siempre acabo descubriendo cosas en los otros países, que es cuando me convierto en clienta habitual: aquí he descubierto las blueberry muffins y hoy las carrot muffins… De vez en cuando, entender algo del inglés que me hablan sirve para algo. Hoy he probado la carrot muffin (una pedazo de magdalena) con el café solo. Ahora me he aficionado a tomármelo sin azúcar, supongo que para no tener cargo de conciencia, menuda tontería porque mi merienda ha venido precedida de 4 paquetitos de galletas… El monstruo Tricky a mi lado queda como un simple aficionado… Pienso en el momento en el que aterrice en Barcelona y mi familia me vea y no me reconozca, porque me estoy engordando mucho. Tocará ponerme en forma. Hoy pensaba que echo de menos mis tardes-noches en la piscina del polideportivo nadando como las ranas, y mis intentos con las máquinas del gimnasio. Otra cosa que no me gusta hacer sola, porque lo encuentro la mar de aburrido andar sobre una superficie plana viendo lo mismo. Si no me traigo el mp3, ya es que ni lo intento. Si no puede ser acompañada, ¡al menos que sea con música! Y otra cosa que echo de menos… mis cafecitos solos la mar de sabrosos, y eso que el café de Mc Donalds aquí no está nada mal, está mucho mejor que no en España, lo llaman roasted coffee o algo así. El pasado miércoles me tomé uno en una crepería y un poco más y tengo que pedir un tanque para llevarlo. ¡¡Qué exagerados!! Me acordé del café hace 6 años en Londres, en el Costa Coffee.. Yo que siempre soy de “el burro grande, ande o no ande” me pedí la medida grande de café con leche , y era un tazón de casi un litro. No se me olvidará en la vida, es el café con leche más grande que he visto en mi vida. Y lo terminé, por supuesto… Muy enferma tengo que estar para dejarme algo en el plato o en el vaso…

En fin, hoy no estoy muy inspirada literariamente, así que estoy haciendo una carta abierta. Estoy muy entretenida, y reconozco que he disfrutado del día en Whistler. Es un pequeño pueblo en el que mucha gente viene a practicar deportes como el esquí y otros deportes de riesgo y aventura. Quienes me conocen saben que eso no es lo mío… Y, aquí, todavía menos. Tengo muchas muchas ganas de conocer a canadienses (y canadienses, que conste, es decir, cualquier persona del lugar con la que poder conversar y que me explique cosas) pero mis ganas no son tan tan enormes como para querer conocer a un doctor o doctora canadiense. No, thanks… Y yo reconozco que soy muy torpe para hacer ejercicio, y cualquier intento que he tenido de hacer un nuevo deporte ha sido nulo, a excepción de la natación y la cinta de correr y andar. Para eso, no tengo problema. Andar, en asfalto o en llano, todo lo que haga falta, pero eso del hiking, con la novatada de la Grouse Mountain ya he cubierto el cupo canadiense... y el cupo europeo durante los próximos años. Aunque hoy he caminado mucho por las montañas, más que nada para hacer fotos y poder compartir los preciosos paisajes que estoy viendo en este país. Hoy he cogido el bus de las 8 h. desde Central Station, es decir, antes de las 6 de la mañana ya estaba despierta, aunque reconozco que me levanto con una alegría… Pienso que voy a ver cosas bonitas y ya me pongo contenta. Para levantarme en Barcelona necesito pensar en algo negativo, es decir, en que si llego un minuto más tarde de las 9 h. a la oficina voy a tener tan mala suerte que, ese día, llamará mi jefe. Es Ley de Murphy. Aunque son tantos años madrugando que ya una se lo toma con filosofía, y eso que aquí madrugo más de 1 hora más. Pero claro, Almeda no es tan bonita como Vancouver… Ni cuando entro en el tren todo el mundo es solidario, atento y me sonríe, empezando por el conductor. No me cansaré de decir que, a veces, me siento como si estuviera en la versión de Heidi. Tenéis que venir para comprender lo que digo. Estoy en mi sitio ideal. Cuando iba a clase a las 8:30 h. (a partir de mañana me toca horario de tarde, brrr), cuando llegaba a la parada de Granville, me ponía contenta porque me encanta la costumbre de decir “Thank you!” alegremente cuando te bajas del autobús. Costumbre que me doy cuenta que sólo hacen los vancouveritas (y no vancouverienses como los llamé yo, yo y mi invención de las palabras, podríamos añadir animalaria, y un repertorio más de palabras que, ahora mismo estoy tan agotada que ni recuerdo, pero vaya, que si algún día necesitan ayuda en la RAE para engordar el diccionario, para eso es en lo único que yo sería buena cocinera).

Cuando hoy he llegado a la estación de autobús (ya va a ser mi tercera casa aquí, después de verla durante 3 días seguidos), he tenido que pasar un control para acceder a los autobuses. Me han pedido el pasaporte, y lo llevaba encima de casualidad, no sabía que aquí fuera necesario para viajar en autobús dentro del país, supongo que lo es por si voy a Estados Unidos. Me han preguntado el destino y me he puesto a la cola. He estado leyendo alegremente el periódico, ya que estaba de pie. Si no, me hubiera conectado, pero de pie y con la torpeza de esas horas, era una tarea difícil. Una vez dentro del autobús, como me sucede siempre a mí y a muchos niños pequeños, me he quedado frita. He hecho alguna foto del paisaje, las que mi cansancio me han permitido. No sé cómo me las apaño que ya me duermo hasta con el mp3… me duermo con Arjona y cuando me despierto, está Tommy Torres… sonando, quiero decir. No tengo perdón… una cosa es que me duerma escuchando a mi profesor Igor y sus filosofaciones (toma palabra de estas raras homemade), pero tengo que estar muy cansada para dormirme escuchando a Arjona… He aprovechado para leer alguna página web que había dejado abierta sobre Whistler. No podía mirar más, ya que no tenía conexión. Cuando he llegado, he ido directa a la oficina de atención al turista y he comprado el ticket para subir a la montaña en Gondola. Aquí le llaman góndola. Para mí, las góndolas eran las minibarquitas de Venecia que llevan los señores que originariamente van con las camisetas de rayas. Aquí son los teleféricos. Entonces… ¿cable car qué es? Otra tarea para mirar en el diccionario… He subido hasta la primera montaña en “góndola”. Y hacía mucho frío… Tarde o temprano, caeré resfriada, menos mal que me traje arsenal de aspirinas, tiritas, antibióticos, sobres, ibuprofenos, etc. Afortunadamente, ayer ya me habían advertido de que era un lugar muy frío y ya venía preparada con las 3 chaquetas de manga larga que me traje y mi polar rosa (ya sabía yo que, en algún momento del viaje, lo acabaría utilizando). Había alguna montaña que todavía estaba nevada, y la naturaleza y las vistas eran espectaculares. Mi orientación y yo nos hemos peleado, como siempre, y, al final, ha ganado el sentido común. Después de dar más vueltas que una peonza y de ir y volver en el peak2peak unas cuantas veces (es otro teleférico que va desde una de las montañas a la otra), he preguntado a unos turistas, creo que mexicanos, cómo ir a la cima de la primera montaña y me lo han explicado). Ya tenía ganas de hablar castellano, porque hay días que pienso que se me va a olvidar, y no es porque esté hablando tanto y tan bien el inglés, no no, es porque desde el viernes por la noche con Fer y Belén no lo había hablado (sí, ese día fui indulgente y hablamos castellano, pero fue el único día y prueba de ello es que había palabras que dicen habitualmente que yo no las conocía y ese fue el día que las conocí). Ese día y el día que con Belén hablábamos de las “plantas” y de que la caja no se quería juntar con plantas. Jejeje, toda una historia, y al final parece que caja y planta se van a llevar divino y maceta apenas está teniendo contacto con planta porque hace sol. Toda una historia de la situación de mi hogar vancouverita… y el por qué estoy ahora en habitación compartida. Pero bueno, como digo, en la vida se crece y se mejora a base de experiencias. Una vez he hablado con los mexicanos y me han explicado, he vuelto de nuevo y he ido a la cima de la montaña. He paseado largo y tendido por allí, he hecho múltiples fotos y, finalmente… pues finalmente nada, porque me he quedado aplatanada en el autobús y continúo escribiendo ya desde “casa”. Son las 11:40 h. y estoy intentando colgar fotos de mi viaje en Facebook, a ver si por fin lo logro… Mi compañera de habitación parece simpática, aunque no habla mucho, es tímida, supongo. No sé si con la otra chica japonesa estará hablando más, porque conmigo… habremos intercambiado unas 200 palabras. Aunque hoy me ha parecido que me entendía más y todo. Parece simpática, mañana tenemos clase a la misma hora, pero yo madrugaré porque quiero volver a Stanley Park a ver si veo un laguito que hay con tortugas. He estado ya 3 veces allí y no he visto el dichoso laguito, lo vi por unas fotos que había hecho mi amiga austríaca.

En fin, he vuelto a la otra montaña y había una vistas espectaculares: nieve y más nieve, y trocitos sin nieve, con hierba y con tierra. He hecho muchas fotos, todas preciosas. Y yo que me muero de ganas por compartirlas, pero este Facebook la tiene tomada conmigo. He vuelto a coger el Peak2peak, y, esta vez, he visto que había el de suelo descubierto, es decir, que se ve debajo. Como ya había cogido 4 veces el otro, he esperado para, al menos, que ese viaje fuera diferente. He subido con un par de familias con niños, y ahí es cuando uno de los niños se ha puesto delante de mí y el padre le ha dicho: “Please, let the lady see!” o algo así. Y he pensado que queda tan bien en inglés eso de lady… queda supremo, me encanta, y, en cambio, lo de señora me da una patada en el hígado cada vez que alguien me lo dice, y lo de señorita, no una, sino dos. Me ha hecho gracia, que no digan woman o miss o algo semejante. Lady… me gusta. Lady Mari, jajaja. Por cierto, hablando de Ladys…mañana a esta hora ya habré visto a la otra Lady… Gaga. A ver qué tal es su concierto, tengo muchas ganas de ver qué hace. Ya ha actuado hoy en Vancouver, pero yo cogí entrada para mañana. Otra cosa que haré sola. En el fondo, mi vida no es tan diferente a Barcelona, cuando quiero ir a algún sitio o hacer algo, si no encuentro quién quiera venir, me espabilo. Aunque reconozco que aquí estoy echando de menos el hacer algunas cosas acompañada. Hoy venía de Whistler y me he bajado casi en el centro de Vancouver, y ya sin mapa ni nada he sabido desenvolverme. ¡¡Y había mucho ambiente, y eso que eran las 20:30 h. ya!! Las tiendas abren hasta más tarde entre semana que no el fin de semana. He pasado por múltiples restaurantes bonitos y pensaba que estaría bonito estar acompañada y haber cenado en uno de ellos. Estaba tan cansada que, finalmente, no me he animado a entrar a ninguno, pero pensaba que hubiera estado bonito no estar sola en ese momento. Ni tampoco paseando por Whistler, por la villa, es un pueblo precioso. Reconozco que soy muy independiente y también necesito hacer cosas sola, pero, en otros momentos, echo en falta compañía. Y además, mi mp3 no tenía pilas… No me extraña, si me quedo dormida con la música puesta. Y, para colmo, llego aquí, y, pese a estar en habitación compartida, reconozco que me siento sola. Aunque la otra chica parece maja. Antes de las 22 h., ya estaba dormida, así que poco la voy a ver toda la semana, me parece… Mañana llegaré tarde del concierto, pasado espero salir que para eso es miércoles (aunque salir es coger el bus de vuelta de las 00:50 h., es la única opción, o quedarme a dormir en el vestíbulo de la escuela, que está al lado, o pagar 80 dólares de taxi…), jueves es la fiesta del crucero de la escuela, también hasta las 21:30 h., y viernes tarde espero que haga buen tiempo y poder ir al megapuente colgante de Capilano.

Pues mi día montañero ha terminado bajando del telesilla, he bajado por la otra montaña, para así probar todas las opciones, y el telesilla se ha quedado paradito en medio. Yo sigo pensando que tengo vértigo… menos mal que he pensado que mejor no miraba al suelo, y así lo he hecho. Cuando he bajado, he dado vueltas por el pueblo, que es muy bonito, con mucha tienda pija de deportes, pero también otros comercios y, finalmente, he podido coger el bus de las 18:30 h. Hoy he practicado poco inglés…y las pocas veces que he hablado, con los empleados de los teleféricos, me salía fatal, igual que con los empleados de la oficina de turismo. En cambio, en el primer teleférico he hablado con una madre y su hija australianas y me ha salido un inglés bastante decente, ellas me han dicho que lo hablaba muy bien, que si me decían que era española no era por hablarlo mal sino por el acento. Eran muy simpáticas, me han recordado a Las Chicas de Oro, muy majas y se han presentado nada más subir, todo un detallazo. Hay gente que, ni siquiera te mira.

Queda pendiente mi fin de semana en Victoria. Sábado mañana quedamos Maggie, 7 personas más y yo para ir juntos a Victoria. Éramos Samantha, suiza con origen italiano, su lengua era alemán, Chantii, suiza que hablaba alemán, Lydia, suiza que habla francés, Carina, alemana, Carla, de Luxemburgo, francés, Francisluz y su hermano Oreste, de Venezuela, español. Así que el marcador estaba de la siguiente manera. Alemán, 4, Francés, 2 y español 3. No quedaba otra que comunicarse en inglés… Fuimos un grupo muy variado y estuvo todo muy bien organizado. Yo fui con ellos porque Maggie había coincidido en alguna clase con algunos de ellos, y reconozco que estuvo fenomenal. Fuimos en un autocar que te lleva desde Central Station hasta el ferry y, una vez se llega a la isla, te lleva hasta la estación de autobús de Victoria en el mismo autobús.

Nuestra primera tarea al llegar allí era buscar hotel. Probamos en un par de hostels y, finalmente, en el segundo nos dijeron que en el Turtle Hostel existía la posibilidad de que pudiéramos dormir los 9, 8 chicas y 1 chico. Así que para ahí nos fuimos. Nos advirtieron que la zona era “peligrosa” y que no transitáramos por allí por la noche… que viniéramos prontito. Llegamos al lugar y era una casita amarilla de dibujos animados, era para reírse. Ni qué decir tiene que a mí, con el nombre, ya el lugar me enamoró. “Turtle”: mis preciosas tortugas y también las ganas que tengo de verlas… y mañana más… Un lugar encantado y, para mí, encantador, durmiendo teniendo bien cerquita a tres tortugas como mi Flecha.