sábado, 13 de junio de 2009

Pégale a la pared

Tengo madre, tengo hermana, tengo primas, tengo tías, tuve nana.
Tengo amigas, vecinas y una novia que me ama, tuve una esposa y dos abuelas.
Mi sobrina Carolina es la princesa de este cuento que nunca se va a terminar.
Las mujeres son el alma de la vida, la caricia más perfecta, son el aire.

Las mujeres son la luz de mediodía, la razón de que este mundo no se acabe.
Y aunque a veces nos aturden todo el día, son valientes y no merecen un cobarde.

Soy un hombre y me duelen sus heridas, nunca olvido aquel consejo de mi padre.
Pégale a la pared, pégale a la pared, pero nunca a una mujer, nunca, nunca a una mujer.
Tienes madre y lo que sigue no lo repito porque sonaría igualito.
No soy un santo ni quiero cantarte un sermón. Sólo te pido tu respeto.
Somos hombres y ellas no son un objeto. ¿Qué te cuesta llorar y pedirles perdón?
¿O me vas a decir que te falta valor?

Las mujeres son el alma de la vida.
La caricia más perfecta son el aire.
Las mujeres son la luz de mediodía.
La razón de que este mundo no se acabe. Y aunque a veces nos aturden todo el día.

Son valientes y no merecen un cobarde. Soy un hombre y me duelen sus heridas.
Nunca olvido aquel consejo de mi padre. Pégale a la pared, pégale a la pared.
Pero nunca a una mujer, nunca, nunca a una mujer, pégale a la pared.
¿O me vas a decir que te falta valor? Las mujeres son el alma de la vida.
La caricia más perfecta, son el aire.

Las mujeres son la luz de mediodía.
La razón de que este mundo no se acabe.
Y aunque a veces nos aturden todo el día.
Son valientes y no merecen un cobarde. Soy un hombre y me duelen sus heridas
Nunca olvido aquel consejo de mi padre.

Pégale a la pared, pégale a la pared.
Pero nunca a una mujer, nunca, nunca a una mujer, pégale a la pared


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