lunes, 9 de febrero de 2009

UN CUENTO PARA LA REFLEXIÓN: LOS CIABOLILLOS SE ENFADAN CUANDO SE VAN…

Érase una vez una chica muy alegre y amorosa llamada Sophie. Conoció a un chico llamado Cam y juntos empezaron lo que parecía una preciosa historia de amor. Para ella, él era lo que más quería en el mundo y para él, aparentemente también. Toda la vida había estado queriendo encontrar a alguien como él, que la hiciera sentir tan bonita, especial y feliz. La historia de amor duró mucho tiempo, hubo momentos únicos e inolvidables, pero al cabo de un tiempo, Cam empezó a cambiar su actitud cariñosa con Sophie y empezó a mostrarse evasivo, distante y desagradable. Sophie no entendía nada y todavía le daba más amor ante la situación de indiferencia. Pensaba que el problema era de ella, por estar menos guapa, por trabajar muchas horas, por no saber entenderle… Dicha situación de indiferencia acabó incrementándose con mucha rabia (contenida) por parte de él y desembocó en episodios de violencia. Cuanto más se crecía Cam, Sophie menos entendía nada… y seguía pensando que todo lo que ocurría en su relación era culpa única y exclusivamente de ella. Tanto odio debía tener alguna razón de ser… Cuando preguntaba algo obvio, la culpa era de ella por preguntar algo obvio, cuando preguntaba qué ingredientes poner a una pizza, la culpa era de ella por haber preguntado y no saber adivinar qué ingredientes de la pizza preferiría…Y cuando se enfadaba por recibir algún insulto o mala contestación o acto violento, la culpa era de ella por enfadarse, y cuando pasó lo previsible y Cam pasó a la violencia física con ella… la culpa fue de ella por haberle hecho llegar a tal extremo, ¿Ves lo que me haces hacer? A día de hoy, ella todavía recuerda esa frase. Y es ahora cuando empieza a ver que no es culpable. Pero sigue sin entender cómo la persona a la que más quiso en su día se volvió un monstruo y hoy es un completo desconocido para ella, sin ningún tipo de contacto. Le regaló sus sentimientos, sus ilusiones, su ingenuidad, su futuro… y hoy todo ello se ha convertido en un amargo episodio. Ya nunca más volverá a confiar en nadie como confió en Cam. Y a pesar de todo, tiene que dar las gracias por estar viva. Otras mujeres no han tenido la misma suerte. Todavía está a tiempo de volver a querer y confiar…y, si no, siempre estará el amor de una familia y de unos amigos. De todo esto, ha aprendido en quién puede confiar y en quién no, con quien puede contar realmente, cuándo decir no, cuándo decir sí, y cuándo es necesario pedir perdón y cuándo sinceramente no lo es. Ha aprendido a echar de menos de manera perpetua a gente que ha querido y ha sido muy importante en su vida, y, aunque todavía duele, y mucho, también es consciente de que su corazón es muy flexible, y siempre hay mucho espacio para toda la gente amada que está por llegar y también para los recuerdos. El autoconocimiento y el apoyo de la gente querida han sido esenciales para que ella siga queriendo descubrir cada día un mundo mejor que está por llegar… Está aprendiendo a quererse y a “hacerse valer”… nunca volverá a ser la chica risueña e ingenua que era, es mucho más precavida y desconfía de toda persona de sexo contrario que conozca… El haber sido maltratada psicológicamente durante tanto tiempo es lo que más le ha afectado a su manera de ser y comportarse, y ahora se encuentra en un estado de agotamiento emocional, pero, a pesar de ello, mira el futuro con optimismo: el destrozo, lo peor, ya pasó y la reconstrucción se presenta como un hermoso camino de autoconocimiento en la búsqueda del amor y la libertad.

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